Son muchas las inseguridades a las que se enfrentan los hombres de hoy. Descubre algunas de ellas
Quién diría que la liberación de la mujer sería la principal causa de las inseguridades de aquellos que pertenecen al género masculino. Según el psicólogo clínico César Landaeta, “el avance sostenido que ha desplegado la mujer desde los años noventa hasta la actualidad, ha generado en los hombres diversas sensaciones y actitudes negativas. La llamada liberación femenina le ha quitado al varón la exigencia de ser cortés hacia la mujer, favoreciendo el trato más directo, pero también ha creado una amenaza cuyo efecto no se termina de digerir adecuadamente”.
1.- “Ella gana más que yo”
La sociedad siempre ha atribuido al hombre el rol de protector y proveedor, por eso es natural que, cuando la mujer con quien comparte su vida resulta ser más exitosa que él, y en algunos casos hasta se convierte en el sostén de la familia, el hombre comience a sentirse afectado. Respecto a esto, Landaeta comenta: “Muchos se resienten cuando sus parejas o sus compañeras de trabajo se preparan mejor y acceden a posiciones de poder que antes les estaban vedadas. Esto provoca la aparición de mecanismos de defensa, tales como la descalificación a la mujer y el aislamiento afectivo”.
2.- “Los hombres no lloran”
Desde pequeños, ellos están acostumbrados a escuchar cosas como “los niños no lloran” o “lloras como niñita”, por eso una vez que han alcanzado la adultez no expresan sus sentimientos con efusividad, incluso, inconscientemente creen que el hecho de demostrar su debilidad los hace femeninos y menos respetables. Así, al hombre se le ha educado para drenar sus sentimientos mediante formas violentas.
Como señala el doctor Landaeta en su libro Homo Erectus, en la actualidad el varón, ante “un rechazo amoroso o una traición, se vuelve violento y descarga uno o dos golpes sobre la persona a quien acusa de su malestar. Lo más probable es que se le tilde inmediatamente de salvaje, pero si en vez de enardecerse se desatara en un llanto lastimero, no tardaría en ser objeto de severas críticas por su poca hombría. A los hombres no se les enseña a comprender que tienen sentimientos y que no van a convertirse en mujeres solo porque los asuman y los vivan sanamente”.
3.- “El tamaño importa”
Por mucho que los especialistas han desmentido que el tamaño del pene sea un factor fundamental para una relación sexual satisfactoria, se sigue teniendo la falsa creencia de que la hombría se mide a través del miembro.
La sexóloga Michela Guarente aclara que “desde adolescentes, existe afán por saber con cuántos centímetros se cuenta. Se piensa que mientras más grande o grueso sea el pene, más placentera será la práctica sexual, cuando esto es un mito. Si se trata de una relación heterosexual, en la entrada de la vagina, apenas a unos 2 o 3 centímetros se encuentran zonas muy sensibles. No se necesitan grandes longitudes para lograr placer. Además, los miembros de grandes proporciones pueden llegar a generar dolor. El disfrute no solo depende del tamaño. La comunicación, la química y la ejecución son igualmente importantes”.
4.- “No soy suficiente”
Son muchas las mujeres que disfrutan incluir juguetes sexuales en la cama. Sin embargo, los hombres suelen pensar que emplear dichos artilugios los hace menos viriles, y que solo pueden significar que no son aptos para saciar las ansias de su compañera. “Muchos pueden sentirse ofendidos cuando sus parejas sugieren incluir aliados sexuales en las relaciones íntimas, pues los perciben como competencia o piensan que no son lo suficientemente buenos en la cama como para satisfacer a su chica. Los implementos sexuales pueden ser grandes aliados, pero esto amerita conversaciones previas y acuerdos donde se escoja qué utilizar para complementar el repertorio erótico de ambos”, aclara Guarente.
5.- “¡Eso no se toca!”
La doctora Guarente nos comenta con preocupación que, pese a la gran libertad con la que hoy en día puede explotarse la sexualidad, muchos hombres y mujeres se niegan rotundamente a probar nuevas alternativas que, está comprobado, podrían darles grandes dosis de placer. En este sentido, la mayor parte de los chicos se angustia ante la posibilidad de que su novia toque la “parte prohibida”.
“Una de las zonas erógenas por naturaleza es el ano. Una estimulación apropiada de esta área puede generar placer y no por ello poner en duda la orientación sexual de los involucrados”.
Nueva masculinidad
La mayor parte de los hombres no ha podido aún acoplarse al hecho de que la mujer cada día escale más posiciones. Y esto no solamente atañe a quienes podrían ser considerados como machistas, sino al grueso del género masculino que inconscientemente cae presa de lo que la sociedad y su familia le ha inculcado desde sus más tiernos años.
Según Landaeta, “un gran porcentaje de los hombres no parece estar dando la talla de lo que requeriría una sociedad sana y más satisfactoria para ambos sexos, por eso el macho promedio sigue mostrándose reticente al cambio, atado al vínculo materno y a las normas del grupo de pares, desperdiciando así la fabulosa oportunidad de compartir con su contraparte femenina en una forma mucho más grata. Ojalá algún día entendiera que no hay que temerle a la mujer, sino apreciarla como lo que es: La parte complementaria de su género”.
“Un buen amante se construye”, afirma la sexóloga Michela Guarente.