El Nuevo Herald
La aplicación, que se usa a menudo en smartphones y tabletas, permite a los usuarios publicar fotos con toda una variedad de filtros. Una autofoto (selfie) puede aparecer con un tono sepia antiguo, o una escena callejera como otra cualquiera puede destacarse por medio de colores deslumbrantes que podrían semejarse a los de un lienzo de pintar por números.
Fundado en el 2010, Instagram ha florecido tanto que Facebook soltó $1,000 millones para comprar una compañía que un analista de la industria tasó recientemente en $35,000 millones. El mes pasado, Facebook anunció que 300 millones de personas están usando Instagram cada mes, lo cual lo hace más popular que Twitter en por lo menos una medida. El website afirma que un promedio de 55 millones de imágenes se suben todos los días.
Por este acelerado crecimiento, ahora Instagram está alimentando o ayudando discretamente un montón de pesquisas criminales en Miami-Dade.
El Nuevo Herald ofrece un balance de recientes casos del sur de la Florida provinientes de fotos o videos publicados en Instagram, que se han podido resolver por irresponsables publicaciones de los involucrados. Entre estos incluyen el del delincuente de Miami conocido como el Chivo Loco, quien fue detenido por un cargo de portar armas tras publicar fotos de sí mismo en el proceso de cargar armas de fuego con municiones.
Otro sonoro caso fue el de las instantáneas colocadas en Internet ayudaron a la policía a encausar a tres adolescentes acusados de sexo en grupo facilitado por las drogas con chicas menores de edad.
Una adolescente menudita llamada Karla Sánchez, que vio a una mujer pasada de peso desnuda en las duchas de un gimnasio de North Miami, sacó su smartphone, le tomó una foto y la publicó inmediatamente. Su pie de foto, no muy inteligente: “Las cosas que se ven en LA Fitness. WTH!”
En cuestión de semanas, la policía encarceló a Sánchez, de 18, por un cargo de voyeurismo de menor cuantía.
Ha habido toda una serie de casos notables de crímenes en los medios sociales de Internet, el más destacado de los cuales fue el de Derick Medina de South Miami. En el 2013, él mató a tiros a su esposa, luego subió una foto de su cadáver y una confesión a su página de Facebook. En espera de juicio, Medina alega defensa propia.
El mes pasado, en un caso que puso a prueba los límites de la libertad de expresión, el Tribunal Supremo de EEUU escuchó argumentos acerca de un hombre de Pennsylvania hallado culpable de amenazar a su ex esposa y a las autoridades en Facebook. El insiste en que sus palabras no eran más que un rap “terapéutico”.
2015-01-05