AVN
Este miércoles de ceniza, en horas de la tarde, el pueblo de Naiguatá, estado Vargas, realizará el Entierro de la Sardina, una especie de parodia colectiva en la que los lugareños le dicen adiós a los placeres de la carne, despiden el Carnaval y dan paso a la cuaresma.
El Consejo de Pescadores Artesanales saldrá el cortejo fúnebre detrás de la urna de la sardina, una especie de armazón rectangular de palos en cuyo centro pende una sardina de cartón, muy bien elaborada, y en los alrededores cables con frutas, hortalizas y tubérculos guindados, con lo que auguran que, renunciando al pecado, se multiplicarán las cosechas y la pesca.
Al frente va un falso cura, con su túnica y con una falsa biblia. En su mano un balde con agua, hielo y bebidas alcohólicas; en la otra, una brocha a manera de aspersorio, para rociar con el agua “bendita” a los falsos feligreses. Va acompañado de un monaguillo, falso también.
Las viudas de la Sardina son hombres disfrazados de mujeres, quienes lloran su pérdida.
De todas partes del pueblo, incluso del país, llegan personas disfrazadas con diferentes motivos, y acompañan la procesión.
En el camino juegan, por última vez en el año, al Carnaval, bailan y toman, se lanzan pintura, harina, entre todo lo que esté al alcance de la mano.
Al final de la faena, la Sardina es lanzada al mar hasta que ésta desaparece al ritmo del tambor y la fulía.
2016-02-09