Por: Carlos Gabriel Lara
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que la paz no solo es la ausencia de conflictos, también consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. El organismo resalta que es un proceso positivo, dinámico y participativo en el que se debe promover el diálogo y solucionar las pugnas con un espíritu de entendimiento y cooperación.
En este sentido, la Asamblea General de la ONU -en reconocimiento de la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación e intolerancia- , en su resolución 72/130, declaró el 16 de mayo como el Día Internacional de la Convivencia en Paz, con énfasis en la importante función de las naciones, incluidos el mundo académico y los grupos de voluntarios, en el fomento del diálogo entre religiones y culturas, a fin de que se apoyen medidas prácticas que movilicen a la sociedad civil, como la creación de capacidad, oportunidades y marcos de cooperación.
Por su parte, la psicóloga y orientadora educativa, Daniela Bellorín, define la paz como un estado personal que genera tranquilidad, lo cual “no se propicia automáticamente”, aunque, a su juicio, cada persona puede tener métodos para manejar todas las adversidades y mantener la calma, pero también hay factores externos que deben estar presentes para que el ser humano pueda tener sosiego y así construir una sociedad con convivencia sana.
Bellorín afirma que la convivencia pacífica implica diversos aspectos que están relacionados directamente con los seres humanos y factores externos.
“La convivencia en paz tiene muchas aristas. Una persona necesita ciertas condiciones tanto endógenas como exógenas para tener paz, y a su vez, poder convivir en paz con su prójimo. De esta forma entonces se genera una convivencia saludable tanto en la familia como en la sociedad en general”, dijo.
Asimismo, la experta detalla que en Venezuela se viven tratos violentos debido a la falta de valores que se imparten no solo en la escuela, sino en el seno familiar, lo cual es decisivo para cualquier persona, además de “la dinámica social marcada por la situación cultural y política que incide en la mente de los seres humanos”.
“Apartando la carencia de los valores humanos, cuando analizamos la situación país y tomamos en cuenta la realidad sociopolítica y cultural que se vive, sin duda vamos a determinar de qué forma esto influye en la gente y por supuesto esto incide en su mente, lo cual va a definir de alguna manera cómo se va a relacionar con los demás, sobre todo el ciudadano común y de a pie que tiene que lidiar día a día con los problemas producto del sistema actual”, aseguró la psicóloga.
La orientadora educativa expone que la violencia no está alejada de las dinámicas sociales. En este caso, argumenta que cada ser humano tiene una carga emocional por asuntos personales, y si se le suma la situación país que puede afectarle no solo esa persona sino también a su círculo familiar, entonces es un “cóctel que si no se canaliza de la mejor forma entonces deriva en un estallido y es allí cuando empieza el círculo del comportamiento violento con los demás”.
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