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Las "cacerolas rodantes" circulan tranquilazas por la calle (+Fotos)

Lunes, 13 de marzo de 2017 a las 08:00 pm
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Daisy Galaviz

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En Venezuela adquirir un carro nuevo es casi un imposible; por ello en el parque automotor todavía se exhiben "modelitos" que no llegaron al año 2000.

Según Josefina Florez, experta en movilidad de automóviles, tanto privados como públicos de la Gran Caracas tienen un tiempo de uso promedio de entre 15 y 20 años.

Tito Nuria tiene un Ford Fairlane, año 1974; lo describe como su "nave" y aunque agrega que prefiere tomar camioneta pues ya le está pidiendo motor y caja (debido a que se los cambió hace ocho años) se niega a arreglarlos, y no porque no quiera, si no que "lo veo como un imposible".

Según Nuria, le han llegado varios compradores a su querido Fairlane, pero ya no lo tiene en venta.

Ni taxeando se paga

Enrique Ramírez hace "carreritas" de lunes a viernes (unas seis si el día es bueno). Dice que lo poco que gana se le va "parapeteando" su Malibú año 1979. Su setentón demuestra a simple vista los años: las puertas no tienen tapicerías, sus faros traseros quedaron en el olvido y sus muebles "ahí van".

Sin embargo, su dueño dice que le coloca amor a su corazón (dícese motor, caja, bujías, cauchos y frenos). Ramírez explica que aunque quiere "a veces no puedo darle el amor que se merece" debido a que unas pastillas de frenos que en 2016 salían unos 5 mil bolívares hoy pasan los 50 mil.

Con respecto a los cauchos refiere que prefiere hacer el sacrificio que colocarle "una chiva" ya que en muy pocos establecimientos al oeste de Caracas los encuentra nuevos y rondan los 40 mil bolívares, en sitios como Las Mercedes los ha visto en 220 mil.

Nuria relata que hace cinco años tenía un autobús pero hizo "un cambalache" por su actual Malibú año 1984, el cual diariamente "ruletea" para conseguir la arepa. Cuenta que el mismo no le ha salido perfecto y que "siempre me toca echarle una mano" pero el mantenimiento le sale más económico. Tito sigue limpiando su bujía porque agrega que ahora "me toca reparar y ver qué le saco a cualquier pieza; y cuando mi carro no quiere prender lo arreglo hasta donde me lleve el río". Expresa que para mitigar el fenómeno se deben implementar políticas de sustitución de vehículos como se da en otros países. Cuenta que es cierto que han llegado algunos carros importados a seleccionados concesionarios de la ciudad, los cuales para despacharlos han tomado nuevas fórmulas de venta: "se paga una parte en dólares y otra en bolívares, sin embargo, esto no es suficiente porque muy pocos venezolanos tienen acceso a moneda extranjera y sale muy costoso". 2017-03-14

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