Naizay Saavedra
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Maryuli Andara, de 39 años, presentó dolores de parto desde las 11 de la mañana del lunes 13 de octubre, sin embargo ya con la experiencia de haber parido siete hijos no se mostró asustada, más bien se confió debido a que no esperaba que su bebé llegara sino hasta ocho días después – 21 de este mes-, pero finalmente decidió acercarse con su pareja, Daniel Huacon, al ambulatorio más cercano de Hoyo de La puerta, Baruta, lugar en el que reside junto a la familia de Daniel.
Una vez en el centro de salud Roberto Acosta, la doctora le hizo el tacto a Maryuli y algo agitada les explicó que ya tenía seis dilataciones por lo que le daba un tiempo máximo de dos horas para dar a luz. “Sal lo más rápido que puedas que estás pariendo”, indicó la doctora del CDI según relató este martes la parturienta desde la Maternidad Concepción Palacios.
Maryuli y Daniel -que ahora tienen tres hijos en común- no lograron conseguir un taxi por lo que se vieron en la necesidad de tomar un autobús hasta Plaza Venezuela, luego decidieron abordar el Metro para llegar rápidamente a la Maternidad. Pero ya estando en el andén de Zona Rental Maryuli no pudo aguantar más y rompió fuentes. “Afortunadamente tres personas nos ayudaron, me acostaron en el suelo como pudieron y entre ellas había una señora que tenía conocimiento en enfermería”, explicó.
Maryuli manifestó haberse sentido angustiada por las condiciones en la que trajo al mundo a Edgar Daniel, pero confesó no haber sentido pena: “Tenía nervios pero no me dio pena haber tenido a mi hijo”, aseguró orgullosa.
El niño, que pesó 3 kilos 300 y midió 43 centímetros, se encuentra en perfecto estado de salud según indicó el jefe de Sala de Parto de la Maternidad Concepción Palacios, Jesús Fernández, y compartió que a más tardar para este jueves la madre estará siendo esterilizada.
Experiencia inolvidable. Edgar Huacon, padre del niño, exteriorizó que en ese momento su mayor temor era encontrarse solo, sin saber qué hacer por su pareja: “Pensé que nadie me iba a auxiliar. Gracias a Dios hubo personas que me ayudaron, que me sacaron del apuro en el que estaba y prestaron auxilio”, dijo. Edgar manifestó que aún estando en el hospital seguía sintiéndose asustado porque tenía miedo de que algo hubiese salido mal. “Es una experiencia que a uno le queda, y no se me va a olvidar jamás”, aseguró.
“Fue una emoción muy grande
a pesar de la improvisación”
Argenis Sánchez, de 38 años, fue el primer paramédico voluntario que se acercó al sorpresivo parto. “Estaba en el vagón del metro en Zona Rental cuando escuché por los altos parlantes que estaban desalojando el andén -en dirección a Las Adjuntas- porque había alguien en trabajo de parto así que me acerqué al lugar y ofrecí mi ayuda”, explicó Sánchez quien estaba retornando de su trabajo en La Rinconada y se dirigía a su residencia en Montalbán.
Con 20 años de experiencia en el área prehospitalaria el profesional apoyó a la enfermera que recibió al bebé y procedió a atender al recién nacido. Debido a su trabajo llevaba consigo un equipo básico que después de esterilizar adecuadamente le sirvió para hacer el corte del cordón umbilical.
“Le limpié la carita y revisé las vías respiratorias a ver si había líquido o si necesitaba que se le diera oxígeno de forma manual pero el niño lloró y se mostraba normal”, explicó el paramédico.
Sánchez comentó que en el lugar también prestaron su apoyo un segundo paramédico y un estudiante de enfermería.
“A pesar de que ambos estaban muy asustados se comportaron muy bien, el esposo ayudó en todo lo que pudo”, aseguró.
Sánchez comentó que nunca había tenido una experiencia así. Relató que cuando era un novato ayudó a atender a una joven que tuvo su parto después de bajarse de un Jeep, por lo que dio a luz en la puerta de la Maternidad de Caricuao. “En otra oportunidad también atendí un nacimiento en una ambulancia, pero nunca en el Metro”, dijo. El paramédico indicó que la experiencia fue “muy emocionante” a pesar de que no contaron con los equipos adecuados y que tampoco era el lugar idóneo. Para Sánchez la improvisación fue como una inyección de adrenalina.
“También me hizo recordar el parto de mi hija hace seis años cuando estuve camino a la clínica, y luego a mi segundo hijo. Recibir a un nuevo bebé fue una emoción muy grande”, insistió el paramédico.
2014-10-15
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