Dayana Escalona/ [email protected]
Portones eléctricos, garitas de vigilancia y cámaras de seguridad, son algunos de los sistemas que han implementado los vecinos de los sectores aledaños a La California Norte, para blindarse contra la inseguridad que azota la zona.
Claudia Espinoza, residente desde hace 40 años asegura que cada día la inseguridad aumenta y que el solo hecho de esperar el Metrobús o un autobús es inseguro. “Ahora esperamos en la planta baja, con la puerta principal cerrada, y apenas llega, uno abre para ingresar a la unidad”, agregó.
Espinoza comenta que son contadas las residencias que tienen vigilante, pero que sí tienen cámaras de seguridad que permiten tener un registro de quienes entran y salen. Además, resaltó que los robos más comunes son los arrebatones de carteras y el hurto de vehículos.
“Esto por aquí es una guillotina, porque es muy solo y, de paso, no se cuenta con presencia policial. La semana pasada le robaron a una de las doctoras de la clínica su carro, y días antes le quitaron los cauchos a un carro que estaba estacionado allí”, contó Pablo Villamora.
El parque Miguel José Sanz, por el incremento de robos en la zona, también aplicó medidas; pero a pesar de haber reducido el horario de ingreso de los residentes, esto no ha sido impedimento para los delincuentes que a diario roban a los transeúntes.
“Se supone que somos el cuadrante de seguridad 5 pero siempre que llamamos al número asignado, porque vemos aptitudes sospechosas en algunos sujetos, no contestan, y cuando lo hacen llegan cuando ya han hecho de las suyas”, indicó Jaime Herrera, vecino y comerciante.
En las calles Queipa y Manaure los habitantes decidieron organizarse para comba- tir la inseguridad colocando portones eléctricos, una garita de vigilancia donde los visitantes deben registrarse y una videocámara, donde queda registrada fotográficamente la cédula de identidad de la persona que ingresa a la urbanización.
“De aquí, donde está la reja, para adentro no sucede nada; pero ahora interceptan a la gente antes de llegar. Por lo menos hace cinco días una de las propietarias estaba llegando y le robaron el carro a pocos metros de la entrada, hasta a mí me encañonaron”, expresó Julio Davoin, empleado de seguridad en Manaure.
Los habitantes también denunciaron que hace varias noches se escucharon disparos en el edificio Isis propinados por un vecino, cuando un par de delincuentes se disponían a abrir uno de los vehículos en el estacionamiento. Los trabajadores de la Clínica Infantil del Este también han sido víctimas cuando llegan o salen de su jornada.
2015-06-03