En lo que podría ser el juicio de divorcio más extraño de los últimos anos, un hombre en China demandó a su esposa por ser fea y ganó el derecho a divorciarse de ella y un arreglo monetario de 120.000 dólares
Jian Feng, un residente del norte de China llevó a su esposa a la corte porque la consideraba muy fea. Un juzgado normal hubiera desestimado la demanda, pero para hacer las cosas lo suficientemente raras, el juez no sólo abrió un expediente y llevó a cabo una investigación, sino que falló a su favor, concediéndole el derecho al divorcio.
El problema es más complicado de lo que parece. Todo comenzó cuando Feng y su esposa tuvieron su primer hijo. Al poco tiempo de nacer, Feng describió a la criatura como "horrible" y acusó a la madre de haberlo engañado.
Tanta fue la insistencia que la mujer terminó confesando que la culpa de la fealdad de la bebé era de ella. Según se dio a conocer, la señora no siempre tuvo el aspecto que conoció Jian Feng, sino que antes de casarse se había sometido a una decena de operaciones estéticas para mejorar drásticamente tu aspecto.
Las mejoras quirúrgicas no se transmiten a los bebés, y la pobre mujer asumió que su genética era culpable del aspecto de la hija. Tan pronto como escuchó la confesión de su esposa, Feng demandó a su esposa alegando que era demasiado fea y le había mentido porque su sensualidad no era producto de la naturaleza. Las autoridades locales del norte de China fallaron a favor del hombre, quien será recompensado con 120 mil dólares, en concepto de "daño emocional"
Luego del divorcio la madre se quedó con la custodia de la niña y Feng declaró que no sabe todavía qué hacer con el dinero.