EFE
El presidente de Bolivia, Evo Morales, defendió el mascado de hoja de coca, una arraigada tradición cultural en el país andino, como un remedio natural para prevenir los problemas dentales.
"Familias, personas que día y noche consumen la hoja de coca no tienen problemas dentales", aseguró el mandatario durante un acto en la ciudad de Cochabamba (centro) en el que inauguró el Proyecto de Prevención de Salud Oral Nacional, según un reporte de la agencia estatal ABI.
Sin embargo, el mandatario admitió que el mascado de coca o "acullicu" produce pigmentación en los dientes.
El proyecto que inauguró Morales este domingo cuenta con una inversión de 6,6 millones de bolivianos (unos 942.000 dólares) para dar atención dental a más de 163.000 niños de 6 a 12 años, e incluye también la entrega de 4.200 prótesis.
Morales recomendó a los padres que velen por la salud dental de sus hijos y consideró que es importante trabajar en la prevención.
El presidente boliviano es un ardiente defensor de las bondades de la hoja de coca, cultivo del que su país es, junto a Perú y Colombia, el principal productor mundial.
En enero del 2013, la Convención Antidrogas de la ONU aceptó el reingreso de Bolivia con una excepción que admite el mascado de coca o "acullicu" en ese país, por tratarse de una tradición cultural ancestral de los pueblos andinos.
La Constitución boliviana promulgada en 2009 reconoce y protege esta costumbre y el Gobierno defiende que la hoja de coca en su estado natural no es una droga, aunque el alcaloide que contiene la planta es la base para producir su derivado ilegal, la cocaína.
Hace unas semanas Evo Morales anunció que su país, con la ayuda de Cuba, ha avanzado "bastante" en la investigación para industrializar la hoja de coca con fines medicinales.
En Bolivia se comercializan numerosos productos a base de esta planta, como infusiones, refrescos, harinas, ungüentos y cosméticos.
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), en 2012 Bolivia tenía 25.300 hectáreas de coca, más del doble de las 12.000 hectáreas permitidas por ley para usos tradicionales y medicinales.