Fabiano De Amorim, un chef brasileño con una trayectoria forjada en la alta cocina, ha logrado consolidar su restaurante japonés, Kibotaberna, como una referencia indispensable en Barcelona. Su camino, marcado por la búsqueda de la excelencia y experiencias tan singulares como ser el chef privado de Neymar, culmina en un espacio que celebra la autenticidad del sabor nipón.
La llegada de Fabiano a Barcelona hace más de una década no respondía a un plan preconcebido, sino a la evolución natural de su pasión por la cocina. Con experiencia previa en Brasil, fue en la ciudad condal donde decidió profesionalizarse, sumergiéndose en la técnica del sushi en la reconocida escuela Hofmann, justo cuando la cocina japonesa comenzaba su auge local.
A lo largo de años, De Amorim trabajó intensamente en algunas de las cocinas japonesas más respetadas de la ciudad. Este periodo fue esencial para absorber conocimientos, perfeccionar su técnica y definir un estilo propio: una cocina depurada que valora lo esencial y la calidad impecable del producto, rechazando cualquier adorno innecesario.
Incluso las oportunidades inesperadas, como cocinar para las celebraciones privadas del célebre futbolista Neymar, fueron integradas como parte de su aprendizaje continuo. Para él, no se trataba del brillo mediático, sino de una nueva plataforma para practicar y refinar sus habilidades culinarias en entornos distintos, ganando soltura y confianza.
Kibotaberna nace precisamente de esa acumulación de experiencia y la voluntad de crear un espacio propio enfocado en la pureza de la comida. Es concebida como una taberna honesta y funcional, ubicada en Sant Gervasi, con una estética sobria que invita a centrarse en el plato, inspirada en la filosofía wabi-sabi de apreciar la belleza en la simplicidad.
En su carta, los nigiris son protagonistas indiscutibles, preparados al momento con toppings que rotan según la disponibilidad del mercado. Un elemento diferencial es el meticuloso cuidado del arroz, base fundamental del sushi, que se cocina al instante y se adereza con vinagres caseros específicos para cada pescado, demostrando una devoción casi artesanal.
El compromiso con la excelencia del producto se extiende a una cuidada red de proveedores locales, incluyendo pescadores que dominan técnicas japonesas como el ikejime. Esta exigencia asegura una materia prima de calidad excepcional, complementada por la elaboración propia de salsas, caldos y vinagres dentro del restaurante, garantizando sabores puros y auténticos.
Aunque la oferta evoluciona, platos como el chirashi de anguila del Delta del Ebro o el tataki de ventresca de atún ya son clásicos solicitados por los clientes. Kibotaberna integra producto de proximidad cuando aporta valor, aplicando siempre el rigor de las técnicas niponas. Su menú de mediodía ha logrado acercar esta propuesta de alta calidad a un público más diverso.
El crecimiento del restaurante ha sido constante y orgánico, cimentado en la recomendación genuina de quienes lo visitan y quedan cautivados por su propuesta. El éxito ha sido tal que el espacio actual se ha quedado pequeño, impulsando a Fabiano De Amorim a buscar una nueva ubicación, manteniendo su esencia de calidad, cercanía y respeto absoluto por el producto.
Visite nuestra sección Deportes.
Mantente informado en nuestros canales de WhatsApp, Telegram y YouTube.