La fama no es sinónimo de felicidad, y la prueba son los diversos artistas que han revelado que, a pesar de su éxito a nivel internacional, llegan a padecer depresión.
Bad Bunny es el más reciente en confesar los estragos emocionales que vivió a pesar de ser el favorito del público, y tal como otras celebridades, encontró un refugio en la realidad para mantener los pies sobre la tierra y así poder disfrutar de los logros de su carrera.
El cantante reveló en una entrevista con El País que justo en el boom de su carrera, él no era tan feliz como se pensaba. “Me preguntaste antes cómo no me había vuelto loco. Pues creo que ese fue el momento que iba a determinar si yo me iba a volver loco o no. De 2016 a 2018 desaparecí, yo estaba metido en una cápsula, sin enterarme de nada. El mundo me veía, pero yo estaba desaparecido”, aseguró.
Aunque ningún médico lo diagnosticó, él está seguro de lo que sucedía, en especial porque había dejado de hacer aquellas cosas simples que tanto le gustaban, como ver el box o las películas en cartelera. Sin darse cuenta, su familia tenía nuevos integrantes que él no conocía y tampoco sabía cuando alguno de ellos pasaba por un mal momento o estaba enfermo.
“Y ahí fue cuando yo dije: ¿quién soy?, ¿qué está pasando?”, expresó. Ese instante fue el que lo regresó de Argentina a su casa en Puerto Rico en donde pasó un tiempo alejado de todo, lo que lo ayudó bastante a recordar sus propios ideales.
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