Paris Jackson intensifica su lucha por el legado de su padre al presentar una objeción judicial contra supuestos pagos irregulares a los abogados del patrimonio, John Branca y John McClain. La actriz cuestiona transacciones no registradas desde 2018, año en que Sony adquirió parte del catálogo musical por cifras millonarias. Su patrimonio estimado supera los 150 millones de euros, pero exige claridad sobre cada dólar gestionado por los albaceas. La tensión resurge cuando documentos revelan compensaciones adicionales justificadas por éxitos legales excepcionales.
El equipo de los albaceas defiende esos pagos argumentando que "los abogados fueron fundamentales y decisivos para ayudar a los albaceas en el logro de resultados sin precedentes para el patrimonio, incluyendo los más de 287 millones de dólares de retorno de la inversión de EMI". Añaden que "es bastante común en el negocio de la música que abogados con su nivel reciban compensación adicional", según la revista People.
¿Guerra sin fin?
Paris y su equipo legal rechazan estas explicaciones, señalando que los "pagos premium" carecen de sustento al no existir registros de horas trabajadas. Advierten que "suscitan dudas serias sobre la capacidad de los albaceas para supervisar con eficacia [...] y abstenerse de despilfarrar en regalos de seis cifras". Subrayan que, "a pesar de reiteradas preguntas del Tribunal, los albaceas no ofrecen explicación satisfactoria ni plan para solucionar este problema".
Esta disputa prolonga una década de conflictos familiares por la herencia, que incluye pleitos entre herederos y ejecutores. La firmeza de Paris indica que la batalla está lejos de terminar, reavivando debates sobre transparencia en fortunas artísticas mientras el mundo espera el próximo capítulo judicial.
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