Apenas acaba de llegar al cargo, pero el presidente de Chipre, el conservador Nikos Anastasiades, ya está con la espalda contra la pared. En la peor crisis de esta pequeña nación insular, el político tiene intención de hacer limpieza a fondo sin dejar a nadie fuera, ni a él mismo ni a otros.
Así prevé actuar la Comisión investigadora que intentará esclarecer las causas de la grave crisis bancaria que ha llevado al país a pedir un rescate de más de 10.000 millones de euros (unos 12.800 millones de dólares). Y las primeras consecuencias personales se tomaron hoy, justo después de cerrar el acuerdo con la troika de acreedores (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). El ministro de Finanzas Michalis Sarris presentó su renuncia.
Anastasiades expresó en un comunicado que lamentaba la marcha del ministro, pero en la capital chipriota, Nicosia, era un secreto a voces que ambos no se llevaban bien. Fuentes del Ministerio de Finanzas indicaron a dpa que Sarris llegó al gobierno sólo por la presión que ejerció el menor de los socios de coalición, el partido liberal de derecha DIKO.
Además, Sarris arrastraba el lastre de ser el ex presidente del banco Laiki, la segunda mayor entidad del país, justo en unos momentos en los que el sistema bancario ha llevado al país casi a la bancarrota. El ministro dijo que su época como banquero era una de las razones por las que dimitía. Aseguró que quiere facilitar el trabajo de la comisión investigadora, integrada por tres ex magistrados del Tribunal Supremo.
La comisión estudiará asimismo las acusaciones de que una gran cantidad de dinero salió de país antes de las decisiones del Eurogrupo del 15 de marzo. Al parecer, en esta fuga de capitales estarían involucrados también familiares del presidente Anastasiades, quien pidió expresamente a la comisión investigar también estas acusaciones.
Todas las explicaciones que se puedan dar a estos temas no solucionan los enormes problemas que afrontará los próximos años el pequeño país con poco más de un millón de hablitantes. ¿Qué pasará ahora con la economía cuyo modelo de negocio se basaba un sector financiero sobredimensionado? Los expertos indican que ahora Chipre puede dedicarse principalmente a dos sectores: el turismo y el comercio marítimo, ya que el país cuenta con una de las mayores flotas de la Unión Europea.
Un tercer sector es el energético. Se estima que ante la costa hay una importante reserva de gas, y es en ello en lo que el país ha depositado grandes esperanzas. El portavoz del gobierno, Christos Stylianides, subraya que la troika deja los ingresos de este negocio en manos chipriotas. "En cuatro o cinco años deberían entrar los primeros ingresos de las explotaciones de gas y petróleo. Eso contribuirá a la salvación de nuestra economía", dijo el ex director del banco chipritoa Georgios Andreou, que ahora es asesor.
Hasta entonces, el país seguirá hundiéndose aún más en la recesión y tendrá que seguir ahorrando bajo la severa mirada de la troika. Algunos pronósticos apuntan ya que la economía este año podría llegar a contraerse un nueve por ciento./DPA