El británico Elton John ofreció hoy una clase magistral en el Festival de Viña del Mar con una muestra de sus más destacadas canciones, que le encumbran como uno de los mejores artistas de la historia del certamen.
El británico, que había llegado siete horas antes en su avión privado desde Sao Paulo, donde ayer ofreció un concierto, no se hizo esperar y apareció, puntual, a las 22.20 hora local de este jueves (01.20 GMT del viernes), para abrir la quinta jornada del certamen.
Vestido completamente de negro y enfundado en una larga chaqueta a juego adornada con brillantes incrustaciones, Elton John alzó los brazos como gesto de aliento hacia el palco y la galería y de inmediato se puso manos a la obra.
Sentado frente a su piano de cola, un Yamaha que forma parte de su equipaje, Reginald Kenneth Dwight, nombre de pila del londinense, demostró una vez más su prodigioso dominio del teclado y un control del espectáculo único que explican por qué es una figura imprescindible de la música.
Con "The Bitch is Back" arrancó su puesta en escena y, disfrutando de su propia genialidad, le dio tiempo a sentarse sobre la tapa del piano y a agitar los brazos para alentar a las 15.000 espectadores que aún no parecían creer que él estuviera ahí.
De su recorrido por los primeros años de su carrera, que ya suman cuatro décadas, el británico rescató primero "Bennie and the Jets" (1973) para girar después a tonos más melódicos con "Tiny Dancer", que dedicó, siempre en inglés, a todas las mujeres.
Secundado por una veterana banda y por un trío de coristas, el caballero de la Orden del Imperio Británico trataba de aleonar a un público que, lejos de ser el habitual "monstruo" bullicioso e inquieto, lo miraba embelesado, apenas alzando los brazos al viento.
Destilando ingenio y picardía a través de sus gafas azules, el artista se prodigó en muestras de afecto y agradecimiento -con reverencias incluidas- hacia sus acólitos, que parecieron reaccionar ya con "Philly" y "Rocket Man".
"Blue eyes", coronado al final con un espectacular dúo con una de sus coristas, "Daniel" y "Sad Songs" resonaron majestuosas en el auditorio, que se puso de pie para aplaudir "Don’t Let the Sun Goes Down" y "Candle in the Wind", asociada desde 1997 al funeral de Diana de Gales.
Cumplida la lista de canciones previstas, llegó el momento de que los presentadores del festival, que se retransmite por televisión a más de veinte países de Latinoamérica, interrumpieran al genio británico, tal como se había pactado previamente.
En una apresurada entrega de premios, Elton John recibió, sin saber muy bien de qué se trataba, todos los galardones del festival, que se otorgan por petición popular y que en este caso se realizó como un mero trámite.
"Los amo, muchas gracias", exclamó el artista, que no pronunció una sola palabra en español pero regaló a cambio tres canciones más, siempre sin salirse del guión establecido, que indicaba que su espectáculo debía durar 80 minutos, todo ello por unos 800.000 dólares.
Fue ya en el resopón de la velada cuando "Crocodile Rock" logró romper el hielo y levantar de los asientos al público, que cantó los coros con Elton John ejerciendo como director de orquesta, antes de provocar una explosión con "Saturday Night’s Alright (for fighting)".
Para el colofón el británico eligió la sobriedad de "Your song", tras la cual se levantó de su silla, alzó los brazos en señal de despedida y se fue de inmediato, tal cual había llegado.
Raudo, abandonó también el anfiteatro para dejar de inmediato el país, en la que ha sido su tercera visita, tras las de los años 1995 y 2009.
En este viaje relámpago no le acompañaron ni su marido, David Furnish, ni sus dos hijos, el más pequeño nacido hace tan solo un mes.
Él tendrá su próxima cita este sábado en Buenos Aires, donde se presentará por tercera vez en su carrera, en el marco de su gira "Elton John Rocket Man-Greatest Hits Lives", que le tiene de viaje por Suramérica.
Tras su partida, el Festival de Viña, que cumple su 54 edición, continuó hoy con las actuaciones del británico Albert Hammond y de la banda chilena de cumbia La Sonora de Tommy Rey. EFE