Arqueólogos descubrieron una decena de entierros de más de 1.000 años de antigüedad en el sitio maya de Xtojil, en el estado mexicano de Yucatán, ubicado en el sureste del país, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La mayoría de los restos fueron colocados dentro de cistas probablemente entre 600 y 800 d.C., cuando la urbe prehispánica de Chichén Itzá aún no se convertía en el centro rector del norte de la península de Yucatán, y se cree que corresponden a una familia.
El hallazgo se hizo en el marco de un proyecto de salvamento arqueológico que se realiza con motivo de la ampliación de la carretera que conecta las poblaciones yucatecas de Libre Unión y Yaxcabá.
"Estos vestigios, junto con otros que a lo largo de varias décadas se han hallado en la región, han permitido a los especialistas establecer que hace más de 1.200 años había una densidad poblacional importante, dispersa en asentamientos cercanos, en torno a cenotes, y después por diversas razones, se desarrolló Chichén Itzá como la capital que dominó el área", señaló el INAH.
Sobre el descubrimiento, el arqueólogo José Osorio León dijo que la Estructura 22, donde se encontraron los diez entierros, fue afectada parcialmente en los años 50, cuando se construyó la carretera. Sin embargo aún se encontraron definidos sus muros norte y sur, de 16 y 13 metros, respectivamente, así como el cimiento de una edificación de planta absidal en el occidente, de nueve metros por cinco metros.
"De la decena de entierros siete corresponden a individuos depositados extendidos dentro de cistas (excavaciones realizadas bajo el piso estucado del basamento y recubiertas con piedras lajas), cuyas medidas son de 1,80 metros de largo por 60 centímetros de ancho, en promedio", afirmó.
Dos de los individuos inhumados fueron dispuestos directamente en posición sedente y uno más se halló al interior de una vasija.
"Como parte de los materiales ofrendados a los individuos que fueron colocados en las cistas, se registraron casi 30 piezas de cerámica: platos, cajetes, cuencos, ollas y vasos. En promedio, a cada entierro se le acompañó con tres de estos objetos", indicó.
Además de estos objetos, se encontraron navajillas de obsidiana, cuentas de jade y pendientes de concha, que los arqueólogos consideran indicadores de que existía comercio con otras regiones de Mesoamérica.
De las antiguas piezas de alfarería halladas los arqueólogos destacaron un vaso y una olla pequeña que poseen inscripciones jeroglíficas, algo poco reportado en el área./DPA
(KC)