Rojo rubí fue la respuesta a todas las preguntas cuando esta noche la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, irrumpió en el baile de investidura de su esposo, el presidente Barack Obama, con un nuevo modelo del joven diseñador Jason Wu, también encargado de su vestido hace cuatro años.
De chifón, con superposiciones de terciopelo y falda vaporosa, Michelle rompió la tendencia de su armario en los últimos días, caracterizado por tonos sobrios y oscuros, azules militares y grises para sorprender con un tono rojo, un color patriota y optimista, señal de cambio y esperanza.
Acompañando al modelo, la primera dama escogió un anillo de diamantes y un conjunto de brazaletes diseñados por Kimberly McDonald, mientras que los zapatos corrieron a cargo de Jimmy Choo.
Wu se convierte así en el primer diseñador en repetir en dos bailes de investidura desde que Nancy Reagan lo hiciera en los años 80 con James Galanos.
El vestido de tirantes, de un intenso y atrevido color, lucía un escote en forma de cerradura anudado al cuello y un corte hundido en la parte de atrás que dejaba ver su espalda, alejándose de los aires clásicos del modelo blanco con flores de gasa y cuentas bordadas a mano que llevaba cuatro años atrás.
"Algunos pueden cuestionar la calidad de nuestro presidente, pero nadie cuestiona la calidad de nuestra primera dama", dijo Barack Obama al anunciar a Michelle ante los asistentes antes de comenzar a bailar el tema de Al Green "Let’s Stay Together", interpretado por Jennifer Hudson.
Tanto el vestido, como las joyas y los zapatos que esta noche lleva la primera dama pasarán a formar parte de los Archivos Nacionales de Estados Unidos. EFE