El tribunal de Montpellier, al sur de Francia, condenó a cadena perpetua a Sandrine Pissarra (54) por matar de hambre a su hija de 13 años.
De acuerdo con La Nación, Pissarra encerró a su hija Amandine semanas antes de su muerte sin darle comida y era maltratada físicamente, lo que causó que falleciera el 6 de agosto de 2020 de un paro cardíaco.
Los forenses determinaron que murió por un estado caquéctico, es decir, un síndrome de deterioro progresivo que provoca la pérdida de músculo esquelético y grasa, a causa de su extrema desnutrición, asociada a una septicemia y un posible síndrome de realimentación.
Agregan que cuando Amandine murió medía 1,55 metros, pesaba 28 kilos, había perdido varios dientes y parte de su pelo arrancado.
Los tres jueces y el jurado popular impusieron la pena solicitada por el fiscal Jean-Marie Beney contra la acusada, descrita como una “tirana doméstica, dictadora de interiores, verdugo de Amandine”.
Visite nuestra sección Internacionales
Mantente informado en nuestros canales de WhatsApp, Telegram y YouTube