DPA
El Barcelona vapuleó hoy por 7-0 al Osasuna con un Lionel Messi contundente y recuperó las mejores sensaciones a una semana del clásico de la Liga española de fútbol contra el Real Madrid.
El equipo azulgrana dejó en el olvido la pobre tarea de la derrota ante Valladolid en la jornada anterior y volvió a disfrutar de la calidad de sus principales actores para construir otra goleada en el Camp Nou.
El conjunto dirigido por el argentino Gerardo Martino mantuvo así la distancia de cuatro puntos respecto al líder Real Madrid, apenas a seis días de verse las caras en el estadio Santiago Bernabéu.
El Barcelona recuperó la visión de Xavi Hernández, la magia de Andrés Iniesta, el vértigo de Jordi Alba y, especialmente, el instinto animal de Messi.
Messi se transformó hoy, con su "hat trick" (19, 62 y 87 minutos), en el máximo goleador absoluto de la historia del Barcelona: entre partidos oficiales y amistosos, anotó 371 goles, dos más que Paulino Alcántara, quien militó en el club azulgrana entre 1912 y 1927.
El argentino, por cierto, había batido el récord histórico de goles oficiales en el club durante la temporada pasada. Los goles restantes del Barcelona fueron anotados por el chileno Alexis Sánchez (21’), Iniesta (34’), Cristian Tello (78’) y Pedro (90’).
El Osasuna, en cambio, sumó su tercera caída al hilo y permanece a tres puntos de la zona de descenso.
El partido tuvo un escaso período de equilibrio. Con poco más de media hora, el Barcelona ya había conseguido una diferencia de tres goles a base de juego veloz, colectivo y con todos los pasillos abiertos a su placer.
Un gran tanto de Sánchez tras una buena jugada en equipo y un golazo de Iniesta sirvieron para encaminar al Barcelona al descanso con la victoria en el bolsillo.
La velocidad en las transiciones ofensivas y la claridad conceptual para mover la pelota de Xavi e Iniesta recordaron a las mejores épocas de las eras de Josep Guardiola y Tito Vilanova.
Durante la segunda mitad, Messi fue el Messi de la temporada anterior, volvió a escuchar la ovación de un Camp Nou casi repleto y hasta se dio el lujo de asistir a Pedro en el último minuto en la jugada del séptimo y último gol.
El Barcelona necesitaba un golpe de efecto en su última cita antes del clásico y hoy lo consiguió en el Camp Nou. En la próxima jornada tendrá que jugarse la vida en Liga en tierra del propio Real Madrid.