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Cuando falta poco más de una semana para el referéndum en el que se juega un mandato el presidente boliviano, Evo Morales, se enfrenta a denuncias por tráfico de influencias, en el primer escándalo que lo salpica directamente en 10 años en el poder.
El mandatario ha sido acusado de que su ex pareja Gabriela Zapata, con la que tuvo un hijo (que según él falleció) y es una ejecutiva de 28 años, sin título universitario, de la empresa china CAMC, ha obtenido varios contratos millonarios del gobierno boliviano y maneja una cartera de 560 millones de dólares.
El presidente pidió al Congreso, controlado por su partido, Movimiento Al Socialismo (MAS), que investigue las denuncias de tráfico de influencias. "No tenemos nada que ocultar", dijo el jueves.
Y a la Contraloría le ha pedido que investigue "los procedimientos administrativos" en el proceso de contratación entre el Estado y la empresa china.
Aunque es el primer escándalo que salpica de lleno a Morales, la imagen del Gobierno empezó a deteriorarse el pasado año con un caso de corrupción que salpicó al Fondo Indígena por la malversación de 200 millones de dólares destinados a las comunidades indígenas y que le costó el puesto a la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo.
Pese al legado económico, político y social impresionante de Morales, un indígena aymara, su victoria en el referéndum del 21 de febrero no está garantizada./AFP
12-02-2016