El Gobierno español y el Ejecutivo regional de Cataluña iniciaron este miércoles en Barcelona un proceso de diálogo para tratar de superar las posturas políticas alejadas que ambos mantienen a raíz del proceso secesionista catalán, en medio de una división interna en el bloque independentista.
"Seguimos manteniendo posiciones políticas muy alejadas", "vamos a tener que hablar mucho", afirmó el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Este diálogo se produce después de años de desencuentros y tensión debido a las demandas secesionistas. Cuyo momento álgido se produjo en el otoño de 2017, tras la celebración de un referéndum inconstitucional el 1 de octubre y una posterior declaración de independencia, aprobada por el Parlamento catalán el 27 del mismo mes.
Estos hechos supusieron la suspensión temporal del ejecutivo catalán (Generalitat). El procesamiento y posterior condena de entre 9 y 13 años de cárcel a nueve líderes independentistas, recientemente indultados. Así como la huida del entonces presidente catalán, Carles Puigdemont y otros miembros de su ejecutivo para eludir la acción de la Justicia.
La llegada al Gobierno español de los socialistas, en coalición con el grupo de izquierda Unidas Podemos, y la de Pere Aragonès (ERC) al Ejecutivo catalán supuso el inicio de los primeros contactos para reducir la tensión.
Además se da la circunstancia de que ERC es uno de los grupos parlamentarios que apoyan regularmente al Gobierno español en el Congreso, donde los diputados de la coalición gubernamental no tiene mayoría.
PRIMER PASO DEL DIÁLOGO
Tras años de desencuentros, Sánchez y Aragonès iniciaron un diálogo político para el que ambos pidieron tiempo. Con el fin de encauzar una relación que se ha ido deteriorando durante años.
"Vamos a tener que hablar mucho", afirmó Sánchez tras el encuentro, pero "sin prisas" y "sin plazos", para tratar de resolver "una crisis larvada en la última década", por lo que los problemas de Cataluña "no se van a resolver mañana".
También el presidente catalán apostó por no marcarse plazos concretos, dadas las diferencias que hay entre ambas partes.
Mientras que el Gobierno catalán insiste en reivindicar la autodeterminación y una amnistía para los implicados en el proceso independentista. Desde el Ejecutivo español se insiste en que eso es imposible y ofrece la llamada agenda del reencuentro. Con el fin de llegar a acuerdos sobre cuestiones que afectan al futuro de Cataluña como la economía, las infraestructuras, la educación o el medioambiente.
Al encuentro entre Sánchez y Aragonès le siguió la primera reunión de la mesa de diálogo con los representantes de ambas administraciones para concretar el calendario y la metodología de trabajo.
Sin embargo, esta mesa de diálogo cuenta con la oposición del conservador Partido Popular (PP), así como del ultraderechista Vox.
Cataluña, con 7,7 millones de habitantes, tiene un importante peso económico en España. Representa en torno al 19 % del PIB nacional. Además de una destacada influencia política, tanto por el número de diputados catalanes que están representados en el Congreso, como por lo que influye la situación de esta región en el debate político español.
EFE
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