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Es lo último que el presidente Barack Obama esperaba hacer en sus últimos días en su puesto: Enseñar a Donald Trump a ser un líder mundial.
Mientras el presidente electo se encierra en su rascacielos, Obama lo asesora sobre política, le da consejos sobre estilo y leves empujones para soltar el fervor de la campaña y pasar a la sobriedad de la Oficina Oval. Ahora que Obama termina su última gira mundial, se ha visto en el papel inesperado de ser el interlocutor de Trump ante ansiosos aliados estadounidenses.
Al lado de la canciller alemana Angela Merkel, en Berlín, Obama dijo que Trump se daría cuenta rápidamente que las responsabilidades de la presidencia no pueden tratarse de manera casual y que países diversos sólo pueden ser gobernados "escuchando y ofreciendo".
"Espero que eso es lo que ocurra", dijo Obama. "Y voy a hacer todo lo que pueda en los próximos dos meses para asegurarme de que eso ocurra".
Aunque el presidente saliente dejó en claro su profundo desdén por Trump durante la campaña, quizás nadie mejor que Obama puede ayudar al presidente electo a ponerse al día en cuestión de semanas.
No está claro, sin embargo, qué tanta ayuda quiere Trump o si es que la aceptará de Obama. Y nadie espera que la tutoría presidencial cambie substancialmente las vastas diferencias entre Trump y Obama, a quien el magnate republicana llamó el peor presidente de la historia de Estados Unidos.
Luego de reunirse con Trump tras la elección, Obama decidió pasar más tiempo ayudando a preparar a Trump de lo que hubiera tenido que hacer bajo otras circunstancias, digamos, si es que Hillary Clinton hubiera ganado, dicen sus asistentes.
Trump, para sorpresa de mucho, pareció aceptar. Dijo que quería la "asesoría" de Obama y esperaba tener "muchas, muchas" reuniones más.
En la víspera de los resultados de la elección, la Casa Blanca solo había preparado informes superficiales, para refrescar la memoria, para Clinton quien no es ajena a la Casa Blanca y cuyo equipo de transición se había preparado extensamente para su tarea.
Poco después de la victoria de Trump, el jefe de gabinete de la Casa Blanca Denis McDonough ordenó que sus materiales de preparación e informes de inteligencia sean más extensos, e incluyan información básica, de acuerdo con funcionarios federales que no estaba autorizados para hablar sobre el tema públicamente y pidieron anonimato.
Obama y sus asesores cercanos se irritaron cuando se filtró que Trump, durante su visita a la Casa Blanca, había mostrado falta de conocimiento sobre asuntos claves, mientras que los asistentes de Trump daban la impresión de no estar familiarizados con el proceso de contratación de personal de la Casa Blanca, dijeron funcionarios.
Dijeron que les preocupaba que si Trump se sentía insultado o agraviado, él podría dejar de aceptar la asesoría y ayuda de Obama. Después de todo, los asistentes de Obama habían quedado gratamente sorprendidos cuando Trump, tras visitar la casa Blanca, había acordado mantener partes claves de la ley de salud "Obamacare", que durante la campaña había prometido abolir.
2016-11-18