A la vez que aguijoneó a los demócratas para que luchen por mantener el control del Senado, el presidente Barack Obama lanzó el miércoles una punzante crítica al Partido Republicano, acusando a sus rivales políticos de obstaculizar el progreso en todo, desde los salarios hasta la investigación científica y el cambio climático.
En lo que se ha convertido en una rutina para el mandatario en un año electoral, Obama tomó el micrófono en un opulento apartamento de Manhattan y exhortó a los demócratas a no permitir que la tendencia de su partido a no prestar atención a los comicios legislativos ofrezca a los republicanos una oportunidad de tomar el control de Senado. Si eso ocurre, prácticamente se detendría su agenda de proyectos durante el tiempo que le queda en el cargo.
"Al otro lado tenemos un partido que ha sido capturado por una ideología que dice ‘no’ a todo", afirmó Obama, "porque se apega a una teoría rígida en la que la única forma de hacer crecer la economía es desmantelando el gobierno".
En el pasado, una descripción tan cruda de los republicanos podría haber sido una exageración, afirmó Obama, pero ya no. Al extender su crítica al enfoque de ese partido para ganar comicios, lo acusó de que su "principal estrategia electoral es evitar que la gente vote", una referencia a las leyes de identificación electoral y otras restricciones a las que los demócratas se han opuesto.
El regaño del presidente también incluyó una dosis saludable de reprensión cariñosa a sus correligionarios. Dijo que su propio partido sufre de una "enfermedad congénita" en la que sus seguidores se llenan de energía durante años de elecciones presidenciales, luego no se presentan en las casillas para los comicios de mitad del período presidencial, lo cual paraliza las perspectivas del partido en el Congreso.
"Tenemos que romper ese ciclo", dijo Obama a donantes demócratas que llenaron el apartamento de Blair Effron en el Upper East Side de Manhattan. El banquero inversionista y su esposa recibieron a Obama, a Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, y a algunas decenas de donantes que pagaron 32.400 dólares por una oportunidad de ver al presidente en persona.
Las duras críticas políticas del mandatario en un par de eventos de recaudación de fondos para los demócratas se llevaron a cabo a la mitad de una excursión de dos días a Nueva York.
Obama inició su día con una visita a Tarrytown, justo al norte de la ciudad de Nueva York, donde el maltrecho puente Tappan Zee sirvió como fondo para una exhortación al Congreso para que invierta más en las estropeadas carreteras, puentes llenos de hoyos y puertos anticuados de la nación, o se prepare a perder negocios y empleos ante otros países.
"Tenemos puertos que no están listos para la próxima generación de buques cargueros", afirmó Obama, de pie frente a grúas que construyen un reemplazo del Tappan Zee, construido hace 58 años y de 4,8 kilómetros de longitud. "Tenemos más de 100.000 puentes que son lo suficientemente viejos como para beneficiarse del Medicare (el programa gubernamental de gastos médicos para adultos mayores)".
Obama empleó este importante cruce del río Hudson al norte de Nueva York y su proyecto de reemplazo por 3.900 millones de dólares para ilustrar un sistema agilizado que él inició y que, según dijo, recortó el tiempo de otorgamiento de licencias de construcción de cinco años a un año y medio. Si el Congreso no toma medidas, advirtió, el Fondo del Fideicomiso para Carreteras que paga los proyectos de transporte pronto se quedará sin dinero.
Por su parte, los republicanos tacharon a Obama de hipócrita, criticándolo por darse el crédito de la agilización del proceso mientras su gobierno aún no decide el destino del oleoducto Keystone XL. El partido está utilizando ese proyecto aún sin definir para criticar a los demócratas antes de las elecciones de noviembre. /AP