DPA
El ex diputado federal Roberto Jefferson, quien denunció el escándalo de corrupción que sacudió el pasado gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, se entregó hoy a la policía federal en Río de Janeiro.
El ex legislador tuvo la orden de arresto decretada por el presidente del Supremo Tribunal Federal, Joaquim Barbosa, el viernes pasado, pero se negó a entregarse a la policía hasta no recibir por correo la constancia correspondiente.
La Corte Suprema acusó al ex presidente del Partido Laborista Brasileño (PDT, por sus siglas en portugués) de participar de la red de corrupción tramada por el Partido de los Trabajadores (PT) que él mismo delató en 2005, cuando puso en jaque el primer gobierno de izquierda del país.
En su momento, el político denunció que el PT pagaba sobornos mensuales a legisladores aliados, a cambio de que apoyaran las iniciativas del Ejecutivo en el Congreso. Las "mensualidades" dieron el mote de "mensalao" al escándalo de corrupción.
Más tarde se supo además que el dinero con el que se financiaba la maniobra provenía del desvío de recursos públicos y de donaciones obtenidas por el partido no declaradas al fisco.
A raíz de las denuncias, ex funcionarios de alto rango del gobierno de Lula da Silva y dirigentes históricos del PT, como el ex jefe de gabinete José Dirceu, y el ex presidente y tesorero de esa fuerza política, José Genoino y Delubio Soares, respectivamente, fueron enviados a la cárcel.
Los abogados de Jefferson han intentado que el político cumpla su condena en régimen domiciliario, puesto que se recupera de la extirpación de un tumor en el páncreas y necesita una dieta especial y suministro constante de medicación.
No obstante, el pedido fue negado por Barbosa, quien se basó en un informe médico que indica que el condenado puede ser atendido dentro de la prisión.
Jefferson podrá cumplir la pena en régimen semiabierto, lo que le permitirá salir de la cárcel durante el día para estudiar o trabajar previa autorización del Supremo Tribunal.