AP
El tercer aniversario de la revuelta popular en Egipto estuvo enmarcado el sábado por las radicales divisiones del país. Mientras multitudes bailaron en grandes manifestaciones auspiciadas por el gobierno, las fuerzas de seguridad reprimieron a movilizaciones rivales, tanto de islamistas como de activistas laicos.
Los enfrentamientos en todo el país causaron la muerte de al menos 29 manifestantes, dijeron funcionarios de salud. Las contrastantes escenas son reflejo de los tres años de agitación que ha vivido Egipto desde que comenzó la revolución el 25 de enero de 2011 y en la que fue depuesto el presidente Hosni Mubarak, quien fue sustituido por una junta militar interina.
Las manifestaciones de millones de personas a mediados del año pasado contra el sucesor electo de Mubarak, el presidente islamista Mohamed Morsi, llevaron a un golpe militar que lo destronó. Y mientras Egipto se prepara para elecciones presidenciales este año, muchos de los que celebraban el sábado en la Plaza Tahrir pidieron al jefe del ejército Abdul Fatá el-Sisi postularse a la presidencia.
"El-Sisi salvó a la nación", dijo Mervat Jalifa, de 62 años, sentada en una acera.
Los helicópteros militares arrojaron banderas sobre la multitud reunida en Tahrir, así como cupones para comprar refrigeradores, calentadores, mantas y otros enseres domésticos. En las manifestaciones respaldadas por el estado también hubo acrobacias ecuestres y música tradicional.
Los partidarios de Morsi aprovecharon el aniversario del sábado para reforzar su desafío al mando castrense y al plan de transición política de los militares, a pesar de meses de violenta represión que los ha diezmado, a la vez que ha aumentado el resentimiento de la ciudadanía hacia la Hermandad Musulmana.
"La indignación es más grande que todo. La represión provoca revoluciones. La decadencia de Egipto no durará", dijo un comunicado emitido por una coalición comandada por la Hermandad Musulmana.
Los enfrentamientos más encarnizados se registraron en Alf Maskan, un suburbio oriental de El Cairo, donde partidarios islamistas chocaron durante horas con las fuerzas de seguridad en las calles. Los soldados dispararon al aire para dispersar a los manifestantes, quienes arrojaban bombas incendiarias. Los opositores instalaron un hospital de campo para atender a los heridos.
Los hechos de violencia también fueron intensos en las provincias. Un coche bomba estalló fuera de un campamento de seguridad en la ciudad de Suez, donde hombres armados se enfrentaron con la policía, dijeron testigos. Nueve civiles resultaron heridos en el atentado explosivo.
En la ciudad vecina de Ismailiya, manifestantes y fuerzas de seguridad escenificaron enconados choques callejeros en medio de gritos de "¡Abajo el régimen militar!". En Alejandría, una manifestante murió de un disparo durante los enfrentamientos, dijeron las autoridades.
Dos manifestantes fueron muertos en la ciudad sureña de Menia, dijeron funcionarios de seguridad.
En el suburbio de Alf Maskan, los manifestantes Mustafa Mohamed y Sami —quien solo dio su primer nombre por temor a represalias— dijeron que elementos de seguridad y francotiradores apostados en las azoteas dispararon contra los manifestantes. Las balas dieron tres veces contra un gasoducto, dijo Mohamed.
Sami dijo que los manifestantes arrojaron bombas incendiarias durante los enfrentamientos, los cuales dejaron cientos de heridos. Dos policías en la región describieron la situación como tensa y dijeron que al menos seis personas habían muerto. Los manifestantes dijeron que fueron 24 los fallecidos. No se pudieron cuadrar las cifras inmediatamente.
Estos enfrentamientos contrastaban con las escenas de celebración en la Plaza Tahrir de El Cairo y otras explanadas importantes en las capitales provinciales, donde miles de personas se formaban para entrar en las zonas de alta seguridad a través de detectores de metal.
Las fuerzas de seguridad también dispersaron manifestaciones de jóvenes activistas seculares que lideraron el levantamiento contra Mubarak y que son críticos tanto de los islamistas como de los militares.
Varias figuras prominentes de este grupo han sido detenidas durante meses o enviadas a prisión como parte de una campaña para acallar la disidencia, incluso la secular.
Una activista prominente, Nazly Husein, fue detenida por la policía en el tren subterráneo cuando se dirigía a un mitin en el centro, dijo su abuela Ghada Shahbendar. El abogado de Husein, Amr Imam, dijo que cuando fue a verla a la estación de policía, un uniformado lo empujó, le apuntó con su fusil y le advirtió que si no se iba en 10 segundos le dispararía.
La policía usó gas lacrimógeno para dispersar una pequeña congregación de activistas seculares en el barrio de Mohandessin, en El Cairo, y al menos uno de los manifestantes fue golpeado y pateado, dijeron varios participantes. Los grupos emitieron después un llamado a sus simpatizantes a retirarse de las calles debido a la "excesiva violencia" por parte de las fuerzas de seguridad.
Las manifestaciones ocurrieron en una atmósfera de temor, dado que la víspera estallaron cuatro bombas en diversos puntos de El Cairo, matando a seis personas. Otras 15 murieron el viernes en enfrentamientos entre simpatizantes de Morsi y las fuerzas de seguridad.