La Unión Europea ha tomado un paso importante para dar a los estados miembros la autoridad para prohibir cultivos genéticamente modificados incluso si han sido aprobados por las autoridades normativas del bloque de 28 naciones.
El Parlamento Europeo y los estados miembros acordaron el jueves que los gobiernos nacionales pueden tener la última palabra en el asunto, una medida que va contra muchas iniciativas de la UE, que tradicionalmente busca una posición común en las políticas del grupo.
Vytenis Andriukaitis, comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, dijo que los estados miembros "pueden tomar en cuenta su contexto nacional y, sobre todo, las opiniones de sus ciudadanos".
La medida tiene que ser aprobada por el Parlamento y los estados miembros en las próximas semanas, pero funcionarios de la UE dijeron que eso no constituye un problema importante tras el acuerdo del jueves.
"Los ciudadanos, agricultores y la industria finalmente tienen certidumbre legal", dijo Peter Liese, parlamentario del grupo demócrata cristiano.
Según el acuerdo amplio, los estados miembros tendrán que recibir una autorización especial para cada cultivo transgénico que deseen prohibir. Otros estados miembros deben asegurarse que el polen y las semillas no entren inadvertidamente en las naciones que los prohíban.
La UE ha tratado de establecer normas uniformes durante los últimos cuatro años pero el tema ha resultado ser tan divisivo que fue imposible superar los obstáculos hasta ahora.
Grupos ambientalistas todavía consideran que el texto propuesto no es muy estricto y temen que las multinacionales puedan impugnar una prohibición nacional en los tribunales.
La UE tiene normas estrictas para informar a los consumidores sobre los alimentos que contienen ingredientes genéticamente modificados, lo que ha causado problemas a los productores de semillas transgénicas, como la empresa norteamericana Monsanto, que están acostumbrados a normas menos estrictas en el resto del mundo.