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Bachaqueros siguen mandando en colas

Viernes, 04 de septiembre de 2015 a las 07:30 pm
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Redacción Jheilyn Dermeño/[email protected]

El problema del desabastecimiento de alimentos en los establecimientos ha obligado al venezolano, desde hace varios meses, a ingeniárselas para “sobrevivir” y poder tener los productos de la cesta básica en su mesa.

Aunque el Gobierno nacional prohibió  la permanencia de personas en las afueras de los locales comerciales mientras éstos estén cerrados, en un recorrido realizado por  Diario 2001,  por varios supermercados públicos y privados, se constató que las colas para comprar a precios justos se siguen realizando de madrugada. A ello se unen las   dificultades a las que deben enfrentarse los consumidores,  entre ellas,  la inseguridad  y  “el bachaqueo”.

Maira Rodríguez, residente de Petare, suele llegar a las 4:00 de la mañana al Bicentenario de Terrazas del Ávila para realizar sus compras todos los jueves. Agrega que en principio  no fue fácil pues ya esa hora la menos 100 números están vendidos.

“La primera vez que llegué hasta me emocioné, era poca gente en ese momento, un  joven se me acercó y me preguntó que cual número quería bajo o alto;  no entendía y agregó que los puestos se vendían que sí quería entrar de primero pagaba Bs. 500, pero que la leche, pañales y el azúcar eran para él; si no, un número alto”.

Añadió que recientemente no ha visto más al muchacho que la abordó,  pues al parecer alguien denunció lo que pasaba. “No sé si fue que lo agarraron o está escondido mientras baja la marea, lo cierto es que las colas se han vuelto una cotidianidad y que quien no madruga no compra”, dijo.

Similar al caso de Rodríguez, fue lo que contó Altagracia Lombardi, quien relató que en el supermercado Día Día, del Unicentro El Marqués, pagó Bs. 800 por un puesto, pero que no le pidieron productos.

Lombardi se quejó de que todos los miércoles deba dejar a sus hijos con una vecina para poder hacer recorridos por varios comercios. “Dicen que abastecen los establecimientos, pero a quienes no les falta los productos son a los buhoneros”, expresó.

Sonia Bracamonte, comerciante informal en Petare, refirió que si muchos de los alimentos que revenden son a altos precios no es porque quieran sino porque se los venden “caros”.  “Por aquí pasan varios conocidos que trabajan en supermercados y me dejan harina precocida, jabón en polvo, leche y hasta pañales, pero a otros precios, por ejemplo la harina en Bs. 50, y yo la vendo al doble”.

Por su parte, Luis Arrieta, también vendedor señaló que el alto precio viene del riesgo de salir de madrugada.

“Yo me voy a las 3:00 de la mañana con mi esposa y mis  dos hijos para llegar antes de los revendedores de puestos y poder comprar tranquilo. La gente no entiende que si sales después de las 8:00 de la mañana ya no consigues nada”.

Preferencia.  Por otra parte, los consultados se quejaron por los mecanismos empleados por los mercados a favor de sus trabajadores.

“Más de una vez he visto como gente que no hace cola pasa a los depósitos y sale con su gran combo y si uno se queja dicen que es de los empleados y que ellos solo vinieron a retirarlo”, señaló Luz Marina León, al tiempo que denunció que en algunas redes privadas sacan marcas reconocidas para ellos y para el público otras extranjeras”.

Y no falta la proverbial viveza de algunos: la coleadera. Otra de las dificultades es que hay  usuarios  que, durante la espera para ingresar a un local y poder adquirir los rubros, tienen  conflictos con otros individuos que se quieren adelantar en las colas. 

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2015-09-05