Jesús M. Gambús | [email protected]
La primera tinta que corrió por la imprenta del Correo del Orinoco, el 27 de junio de 1818 en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, le dio cédula de nacimiento al periodismo combativo en Venezuela.
Si bien, la prensa se había estrenado el 24 de octubre de 1808 con la Gazeta de Caracas (más tarde Gaceta), las cuatro hojas que recogieron la determinación de libertad, resultaron más emblemáticas para representar al oficio, por decisión de la Asociación Venezolana de Periodistas, el embrión de lo que más tarde sería el Colegio Nacional de Periodistas.
Angostura. Mucha tinta ha corrido desde los días de aquel hito histórico, pero también mucha emisión radioeléctrica y muchos bits que hacen del oficio una pasión, un apostolado, que no siempre es gratificante.
Hoy, cuando una coalición de organizaciones gremiales, académicas y de la sociedad civil se encuentre a las 9:30 a.m. en la Sala E de la Universidad Central de Venezuela, con las autoridades del Colegio Nacional de Periodistas, se repasará el compromiso de la comunicación social con el país y su democracia.
El evento universitario, uno de los cientos previstos para hoy, luce como una especie de acto obligado de transfusión de sangre, en el que el gremio recibe el fluido vital de las instituciones que le encomiendan la defensa y la promoción de la libertad de expresión en el país.
Este examen 2018 sobre la situación de los periodistas en el país pareciera, con sus bemoles, la repetición del saldo del año pasado.
Peligros. Si bien el periodismo venezolano no tiene el fin de trágico de muchos colegas como en México, el ejercicio reviste un alto grado de riesgo a la integridad.
A las descalificaciones, ataques, detenciones, decomiso y robo de materiales de trabajo, los comunicadores ven reducidas drásticamente sus fuentes de trabajo.
En lo que va de 2018, han cerrado sus puertas los diarios El Oriental (15 de enero), La Verdad de Monagas (15 de enero), El Tiempo, en su edición para la zona centro (25 de enero), El Impulso (10 de febrero), La Región de Oriente (28 de febrero), La Prensa de Barinas (2 de marzo) y Versión Final (19 de marzo), según lo documenta el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (Sntp).
La secuencia del cierre o reajuste de medios y publicaciones se complementa con la aparición de las alternativas digitales, pero para desdicha del gremio, las páginas web, blogs etc., no absorben la totalidad de la nómina de comunicadores.
Las quejas y culpas se concentran en el Complejo Editorial Maneiro, el ente oficial que monopoliza la importación de los insumos para la impresión del papel prensa.
El exterior como salida. Este martes, el secretario nacional del Sindicato de Trabajadores de la Prensa (Sntp), Marco Ruiz, reveló preocupado que unas 20 promociones de Comunicadores Sociales han abandonado el país desde 2012.
El dirigente gremial precisó que sus colegas han salido de “manera forzada”, víctimas de persecución judicial, presiones, intimidaciones y acoso laboral, para “probar suerte en oficios que no le son propios”, en la mayoría de los casos.
Como ayuda, el Sntp ha concertado acuerdos con las federaciones regionales de América Latina y el Caribe, para que al cruce de la frontera venezolana, los comunicadores sociales criollos tengan posibilidad de la reinserción laboral.
Carrera de alta demanda. Pese al panorama poco halagador que pinta el balance actualizado del periodismo en el país, el último informe de Índices, Cupos y Demanda realizado en 2017, la Comunicación Social se posicionó como una de las carreras más solicitadas por los bachilleres. Solamente en la Universidad Central de Venezuela (UCV), uno de los centros de enseñanza superior de más demanda a nivel nacional , 15.718 personas manifestaron sus intenciones de profesionalizarse como comunicadores sociales, contando solamente con 50 cupos dentro del recinto universitario.
2018-06-26
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