Antonietta Ledezma, la hija menor del Alcalde Metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, en casa por cárcel, pidió una solidaria contribución del ex mandatario uruguayo, José Mujica, con la intención de conseguir la liberación, no solo de su padre, sino también de los demás presos políticos.
A continuación la carta de la joven:
Sr. Expresidente:
He tenido la inmensa fortuna de leer, junto a mis padres, Mitzy Capriles y Antonio Ledezma, el libro de los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz que narra las confesiones e intimidades de Una oveja negra que en un maravilloso azar de la historia llegara al Poder.
Debo confesarle que he sentido el calor, la sencillez, la bonhomía y la humildad de una maravillosa y pacífica oveja blanca. Orgullosa en su empeño en defensa de la democracia, la igualdad, el respeto a los derechos humanos y el progreso de su amada Patria, tan querida por nosotros los venezolanos. Y lo insólito del caso: un hombre que hiciera desde su más tierna infancia del Contra Poder la trinchera de sus luchas y denuedos. Un hombre del pueblo, uno de abajo, un enamorado de los suyos dispuesto a entregar su vida y pasar gran parte de ella en las mazmorras de la dictadura por cumplir su más noble propósito: contribuir a crear las condiciones de paz, de solidaridad, de entendimiento como para hacer del Uruguay una Nación grande y próspera, respetada en el concierto mundial por la justicia reinante entre sus habitantes y la felicidad lograda por sus moradores.
Me conmueven sus confesiones e intimidades, pues veo la inmensa cercanía que guardan con las de mi padre. Un hombre de extracción humilde, nacido en la pobreza de una modesta familia crecida en los llanos de Venezuela, militante de una organización popular desde su más temprana adolescencia, que debió sortear todas las adversidades debidas a la carencia de medios y la altivez y fortaleza de sus convicciones. Hasta alcanzar un puesto de honor en nuestro Congreso Nacional, ser Gobernador de la capital de la República y hoy dos veces electo Alcalde de la ciudad Metropolitana de Caracas. Y que hoy en día, vive la peor de todas ellas: la injusta prisión impuesta por un gobierno injusto en contra de un luchador social que se niega a comulgar con las ruedas de carreta de una dictadura oprobiosa, ineficiente y represora, que hunde a nuestro pueblo en la miseria, en condiciones infrahumanas, a pesar de contar con los más fastuosos recursos naturales del continente.
Me emociona ver retratado en Usted el afecto hacia todos los hombres y mujeres de su pueblo, sin importar su origen, su clase social, sus medios sino valorando, en ellos, en primer lugar, su contribución al engrandecimiento del Uruguay, su desprendimiento, su respeto por sus compatriotas. Y me emociona igualmente la fortaleza de sus certidumbres, la carencia absoluta de mezquindades, la desbordante generosidad y amor hacia su prójimo. Veo reflejada en la felicidad de su matrimonio y su familia, la de mis padres y la mía. Y sobre todo veo en su templanza, en su fortaleza moral y en el poder de sus convicciones el perfil del luchador social que he aprendido a admirar en las ejecutorias de mi padre. Y en la lealtad y fidelidad de mi madre para con sus luchas, la hermosa compañía de su esposa para con las suyas.
Es por todo lo anterior que quisiera pedirle, humildemente, contribuyera a aligerar las penurias por que atraviesa el pueblo venezolano, porque no se trata solo de mi familia y pedir apoyo para la liberación de mi padre sino la de todos los presos políticos, entre ellos Leopoldo López sentenciado vilmente a casi 14 años de cárcel. No sólo en bien nuestro, sino en el de nuestra Patria, desgarrada por odios y rencores inducidos a contravía de su naturaleza pacífica y progresista. Usted tiene una palabra que decir ante tantas arbitrariedades. Bien sabe Usted que un pueblo que asiste a la injusta prisión de sus presos políticos, está como amputado de sus mejores capacidades. Mientras que un pueblo en donde imperan la verdad y la justicia, puede enfrentar con voluntad y decisión sus innumerables desafíos.
Le ruego disculpe mi atrevimiento al escribirle. Pero no pierdo las esperanzas de poder conocerlo personalmente y unirme a Usted en un fraterno abrazo que una a nuestros dos pueblos en un compromiso solidario
Afectuosamente suya
Antonietta Ledezma Capriles
2015-09-20