En cuatro estados de Estados Unidos se programaron ejecuciones de reclusos para los próximos cuatro días, un acontecimiento inusual en la actualidad, pero que refleja un aumento reciente de la aplicación de la pena de muerte.
El incremento en las ejecuciones se debe a que el gobierno nacional aboga por la expansión de esta práctica, con una orden ejecutiva firmada en enero de este año, que respalda la restauración de la pena de muerte como medida de protección pública, según detalló CNN.
Este martes comenzarán la serie de ejecuciones en Alabama con la de Gregory Hunt, que ha esperado en el corredor de la muerte durante más de 30 años, será ejecutado por el asesinato de Karen Lane en 1988.
El mismo día, Florida efectuará la ejecución de Anthony Wainwright, de 54 años, quien permanece en el corredor de la muerte por el asesinato de Carmen Gayheart en 1994.
La agenda continúa el jueves en Oklahoma, será ejecutado John Hanson, condenado por el asesinato de Mary Bowles en 1999 durante un secuestro y robo, que también resultó en la muerte de otra víctima.
Por último, el viernes, en Carolina del Sur, será ejecutado Stephen Stanko, de 57 años, condenado por el asesinato de Henry Lee Turner en 2005. Stanko fue también responsable del asesinato de su pareja y del ataque a la hija de esta, quien logró sobrevivir.
Estados podrían reanudar ejecuciones por políticas favorecedoras de Trump
De acuerdo con datos del Death Penalty Information Center citados por CNN, si todas las ejecuciones programadas para junio se llevan a cabo, el número total de 2025 hasta la fecha será igual al total de todo 2024.
Esto representaría la mayor cifra de ejecuciones en un primer semestre desde el año 2011 en Estados Unidos.
“Aunque las ejecuciones son menos comunes en comparación con su pico en 1999, la política favorecedora de Trump podría alentar a los estados a retomar estas prácticas”, dijo el director de Death Penalty Policy Project, Robert Dunham.
En lo que va del año, estados como Arizona, Louisiana y Tennessee reanudaron las ejecuciones tras años de inactividad, una tendencia que podría estar influida por iniciativas federales que promueven una postura dura contra el crimen.
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