Carlos Crespo
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El año pasado, como a las 4:00 de la tarde Glenda −nombre ficticio− decidió salir de su apartamento en Colinas de Bello Monte, para hacer mercado. Dos horas y media después llegó y encontró la puerta entreabierta.
En el lugar en donde solía estar la cerradura de la puerta había un gran hueco. Glenda entró con miedo a su apartamento y comprobó que no había nadie.
En los cuartos las gavetas estaban volteadas, la ropa tirada por el suelo y los closets abiertos de par en par. Los delincuentes sólo se llevaron un televisor y el dinero que encontraron. Glenda prefirió no denunciar el hecho. “Yo creo que estaban buscando otro apartamento”, señala y pide que se mantenga en reserva su nombre.
En el edificio nadie escuchó cuando fue perforada la puerta, ni vio a los asaltantes salir, todo sucedió en cuestión de minutos.
De acuerdo con las cifras de PoliBaruta, el robo de residencia fue el delito que experimentó un incremento mayor en el municipio en 2014, al pasar de 55 denuncias en 2013 a 66 el año pasado, 20% de aumento.
El oficial jefe de PoliBaruta, Carlos Morales, señala que este tipo de delitos suele darse en El Cafetal y Prados del Este, en horario laboral. “Muchas veces usan uniformes de electricistas, técnicos de compañía de teléfonos o de cable y así entran en las viviendas”, añade.
A veces los asaltantes estudian a su víctima para saber cuando el apartamento estará vacío.
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