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La muerte también baila en las rumbas

Jueves, 18 de junio de 2015 a las 07:30 pm
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Carlos Camacho
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Si usted sale a rumbear en Venezuela hoy en día, debe tener varias cosas en cuenta. Salir en un “combo” de 8 a 10 personas. Evitar las “champetadas”, a menos que usted sea de la zona. Saber cómo se va a ir, e irse a las 3 a.m. o antes.

Estar pendiente de que no lo sigan al salir de la fiesta, especialmente si la fiesta es en el centro de Caracas, Caricuao o Petare. Y tiene que estar claro en que un detector de metales en la puerta no es garantía de que algún desaprensivo no haya logrado infiltrar un arma de fuego en el lugar.

Champetada mortal

Diario  2001 reseñó esta semana la muerte de un hombre que, sin que su pareja lo supiera, había asistido a una fiesta de “champeta”, o “champetadas”, llamadas así por un género musical muy popular en la costa del Caribe colombiano.

Si para la “champetada” se vende entrada se puede considerar una especie de “fiesta de negocios”, o una fiesta que se organiza casi exclusivamente para vender entradas y alcohol. Entre las “fiestas” las de “negocio“ son algo más restringido, es algo más riesgoso llegarse a una champetada, hay gente que se maneja con mucho cuidado, puede haber drogas o armas.

Una rumba en plena calle, cierran una cuadra, se forma un bochinche, pero ahí hay que ir con más precaución. Tienes que conocer a 3 o 4 personas que se manejen en ese ambiente”, dice Nixon, un promotor de fiestas de los Altos Mirandinos. Casi todos los que asisten a las fiestas de champeta “se conocen entre ellos, son gente que está toda acostumbrada a moverse en el mismo círculo de amistades, uno no puede llegarse allá, así de buenas a primeras, sin ser invitado. Es difícil llegarse a esas champetadas”.

“Fiestas de negocio”

Como ya se dijo, las “champetadas” son un tipo de “fiesta de negocios”, quizás el más notorio, pero no el único. Hay fiestas de “tuning” (lo que antes se llamaba “carros envenenados”, car shows (lo que más destaca es el equipo de sonido del vehículo), raves o fiestas electrónicas, todo dependiendo del target. Un factor que tienen en común casi todas las “fiestas de negocio” es la necesidad de asistir en un grupo más o menos grande. No en parejas, nunca solo.

“Hay que ir entre 8 o 10 personas para poder disfrutar la fiesta, si van 4 o 5 siempre hay grupos que te superan y cuando se prende un lío no tienes como hacer”, dice Nixon. Una de las rumbas más “zanahoria” pudiese ser “un auto show, un car show, puedes ver los carros, las motos y las strippers con más calma, sin problema, sin que te estén viendo, ni que haya un problema, es una fiesta menos riesgosa”. Ahora las strippers son mucho más comunes en los eventos públicos, según parece. “Auto show, tuning show, creo que es un ambiente para todo el mundo.

Lo que es la champetada es más restringido, la gente de la zona y ya, suele ser un solo tipo de gente”, dice Nixon.

Otro “detalle”: en muchas “fiestas de negocios” las armas salen a relucir en la pista aunque haya detectores de metales en la fiesta o personal de seguridad. “Empiezan a discutir y uno nunca sabe cómo con cuanta seguridad pasan las armas a las rumbas, uno se queda pensando epa, ¿que pasó aquí?”, dice el promotor.

Propaganda y strippers

Nixon dice que no ha visto comercio sexual abierto en las fiestas que organiza, pero admite que algunas strippers y DJanes “reparten tarjetas de presentación, se hacen propaganda, algunas llevan hasta folletos para darse a conocer y que luego las contacten”. Pero en las fiestas no se ve comercio carnal “muchas veces porque los lugares no están acondicionados” para ese tipo de actividad. “Como tal la prostitución en la rumba no existe, es para que sepas quienes son, es propaganda para ellas mismas”, añade el experto.

Hay un afiche de un evento de salsa en Lídice que dice, palabras más, palabras menos, “si tiene mala bebida, no venga y no hay problema”. Un consejo que vale hoy más que nunca en la noche venezolana.

2015-06-19