Stefany Izquiel
El personal docente de la Unidad Educativa Magaly Burgos de López, ubicada en la calle Terepaima de El Marqués, denunció que la casa de estudio ha sido objeto de hurto seis veces en los últimos dos años y tanto los funcionarios de seguridad, como los entes gubernamentales, “se han lavado las manos”.
El director de la institución, quien prefirió no identificarse por temor a represalias, informó que el recinto educativo fue “visitado por el hampa” por última vez, los primeros días de septiembre, mientras el periodo académico aún no había iniciado.
Los malhechores, quienes perpetuaron el crimen, abrieron un agujero en una de las paredes de la institución e ingresaron a las instalaciones. Los ladrones atacaron el sistema eléctrico de la edificación, se llevaron las lámparas, breckers, bombillos, tomacorrientes, interruptores y los cables de Corpoelec, dejando al colegio sin energía eléctrica.
Los malandros también sustrajeron los cables de Cantv de toda la calle Terepaima, dejando a los habitantes del lugar sin servicio de telefonía e internet.
Adiós Canaimitas. De la unidad educativa, los criminales sustrajeron un total de 120 Canaimitas, que habían sido otorgadas por el Ministerio de Educación para el uso del alumnado. Las mismas estaban resguardadas junto a materiales escolares – que también fueron hurtados -, en un cuarto bajo llave que los profesores solían llamar “El Bunker”, pues, según ellos, era impenetrable por los delincuentes.
En la nada. Además del sistema eléctrico, equipos de tecnología y materiales de papelería, los choros se llevaron los enceres deportivos y los sistemas internos de las pocetas y urinarios.
“Como no se pudieron llevar las pocetas, las partieron con los tubos de la portería de voleibol e hicieron lo mismo con los lavamanos y urinarios”, relató un docente del Magaly Burgos de López.
Consecuencias. Desde que el recinto de estudio no cuenta con energía eléctrica, el horario de clases de los 420 estudiantes de preescolar, primaria y bachillerato sufrió una modificación. Los días de clases los redujeron de cinco a tres semanales, pues ahora los educadores dictan las materias en los espacios “más luminosos” del recinto, mientras la luz natural es lo suficientemente intensa.
“Nos dejaron a oscuras y tuvimos que dividir a los estudiantes en grupos para poder atenderlos a todos”, explicó el director, quien además contó que la biblioteca Campo Rico habilitó dos espacios para el uso de los alumnos, como medida de ayuda.
Respuesta negativa. El personal docente de la institución Magaly Burgos de López informó, que luego suceso, denunciaron en la delegación del Cuerpo de Investigaciones Científicas y Penales (Cicpc) de El Llanito, y los funcionarios les recomendaron “tapar el hueco de la pared por donde los criminales habían entrado, pues ellos no podían hacer nada porque no sabían quiénes habían hurtado los bienes del colegio.
Los educadores acompañados de padres y representantes también se dirigieron a la Gobernación del Distrito Capital para informar lo acontecido y les prometieron dotaciones para que el cuerpo estudiantil pueda continuar con sus actividades. Sin embargo, luego de dos meses, aún no han recibido la ayuda prometida.
Deserción. A causa de las irregularidades para dar clases luego del hurto, más de 150 alumnos fueron retirados de la unidad educativa por sus padres, quienes explicaron que prefirieron cambiar a sus presentados a otras escuelas y liceos, donde puedan ver clases con normalidad.
2017-11-10