Juan Ernesto Páez-pumar Oduber
Desde la antigüedad se llevan registros de poblaciones protegidas por murallas. En la mayoría de los casos las crónicas relatan el intento del ser humano por evitar el asedio de fuerzas enemigas, invasores o vándalos. Esas fortificaciones podían ir desde las obras más rudimentarias hasta verdaderas moles que hoy maravillan; tal es el caso de la celebérrima “Muralla China”.
Sin embargo, se cuentan casos donde la propia “Madre Naturaleza” le regaló a algunos asentamientos esa protección necesaria, por lo que se ahorraron el agotamiento en tiempo, esfuerzo y recursos en descomunales barricadas.
¿Pero qué tal un paredón de más de dos mil metros de altura y unos ocho kilómetros de ancho? Sin duda se asoma como infranqueable para todo aquel que pretenda incursionar en territorios donde no es bienvenido.
Como una protección divina veían los primeros pobladores del valle del Guaire esa masa rocosa que tenían al norte. Cuenta cierta leyenda que el origen del Waraira Repano fue un obsequio del cielo para evitar los embates de algún maremoto. De esta forma, se levantó la gran sierra que separa a Caracas del Litoral Central. Ningún tsumani sería ahora amenaza.
Ya en la colonia los españoles rebautizan la montaña como Cerro El Ávila. Sobre el origen de la denominación, la tesis más común es relacionarla con el gobernador provincial de la corona ibérica Gerónimo de Ávila. El funcionario era dueño hacia los años 1600 de unos huertos en la montaña y cuando muere en 1795, sus hijos heredan esas tierras y en Caracas le comienzan a llamar “la sierra de los Ávila”.
Sin embargo, no son pocos los que apuntan hacia una analogía con la ciudad española de Ávila, célebre por ser amurallada desde el siglo XII, en pleno Medioevo. Muchos vieron en la inmensa cadena montañosa caraqueña cierta similitud con la estructura levantada por orden del rey Alfonso VI de León.
Pero más allá de los mitos y las singulares anécdotas, lo que sí es cierto es que El Ávila jugó un factor decisivo para que Caracas pasara a tener el papel protagónico en el territorio venezolano que detenta desde hace, al menos, tres siglos.
“A pesar de ser una de las últimas ciudades establecidas en la colonia y de ocupar una posición más bien fronteriza (cerca del borde oriental de la Provincia de Venezuela), la estratégica ubicación de Caracas, cerca del mar, pero protegida por la Cordillera de la Costa, aunado a su inigualable clima, fueron variables que atrajeron rápidamente a las autoridades civiles y religiosas; asentadas primero en Coro y luego en El Tocuyo. Así, ya en 1577 el gobernador Juan de Pimentel fijó allí su residencia, convirtiéndola en capital ‘de hecho’”, explica el historiador Orlando Marín.
El también investigador de la UCV y USB apunta que la presencia de la majestuosa montaña sirvió además como uno de los mejores pretextos para fundar la ciudad en el lugar escogido. El Ávila se perfila como un baluarte geológico disponible desde el primer día, sin mayor esfuerzo de la mano del hombre.
¿Y la “partida de nacimiento”? Caracas no es la única ciudad del planeta sobre la que hay dudas razonables sobre la fecha exacta de su aparición en el mapa. En los textos escolares, discursos de orden, efemérides oficiales y en las tertulias dominicales, se insiste año a año en el 25 de julio de 1567 como el momento preciso en que Don Diego de Losada marca el hito histórico para erigir este conglomerado urbano eternamente primaveral.
“En realidad, no existe ningún acta, ni ningún otro testimonio documental que fijen ese día y ese año como los fundacionales de la ciudad. Es un hecho comprobado que, desde siempre, y siguiendo una tradición de origen hispana, en Caracas se ha celebrado el 25 de julio por ser el día de Santiago, que es su santo onomástico, y no por un supuesto ‘cumpleaños’, que es un tipo de celebración más bien moderna. Simón Bolívar, por ejemplo, era agasajado los 28 de octubre, día de San Simón, una conmemoración que vino a ser sustituida por los 24 de julio ya en pleno guzmancismo”, relata el historiador Orlando Marín.
El académico indica que trabajos recientes, como los de Juan Ganteaume, empujan el debate sobre la génesis de Caracas hacia una postura “revisionista”. Esta corriente sostiene que el nacimiento de la ciudad fue realmente en 1568. Explica Marín que al cotejar una serie de pruebas no resulta difícil suponer que la fundación de la “ciudad de los techos rojos” se produjera exactamente un año después de la llegada de Diego de Losada y su séquito a la zona.
“En todo caso, el documento que puede ser tomado como ‘Acta’ fundacional de la ciudad sería la pieza titulada ‘Cabeza de Registro Encomienda General’, fechada el 4 de marzo de 1568, en la que se nombra por primera vez a la ciudad como Santiago de León y se procede oficialmente a repartir las tierras aledañas entre sus vecinos”, reflexiona Marín.
El gran “fake news” caraqueño. El historiador Orlando Marín estima que uno de los grandes mitos negativos que se han tejido en los últimos años sobre Caracas es que se trata de una ciudad sin planificación alguna. El profesor universitario refuta ese “mantra” que se repite casi a diario, muy propio de cierta jerga política en tiempos de campaña.
“Esta fue una de las primeras ciudades del país objeto de planeamiento urbano, tal y como lo demuestra el ‘Plan Monumental de Caracas’, llamado ‘Plan Rotival’, elaborado por urbanistas franceses en el año 1939 para la Gobernación del Distrito Federal. Este Plan se materializó en ordenanzas municipales en el año 1944 y definió, por ejemplo lo que serían las avenidas Bolívar y Baralt”, sentencia.
Recuerda además que las propuestas de los galos se actualizaron en 1950 en el “Plano Regulador de Caracas”, que contenía para ese entonces la red de autopistas construidas una década más tarde y que actualmente siguen operativas.
Sin embargo, Marín acota que uno de los errores de estas iniciativas pudo ser que le dieron excesivo protagonismo al automóvil particular por encima del peatón y del transporte público, como reflejo de una época muy particular. Se trata del momento del boom petrolero y cuando Caracas deja de ser una pequeña ciudadela confinada en la zona oeste del valle del Guaire y se expande de manera vertiginosa hacia el este y el sur.
“Queda en manos de las autoridades locales actuales y venideras hacer de Caracas una verdadera ciudad sostenible”, recomienda el investigador.
2020-07-31
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