El guacamole es una de las preparaciones más emblemáticas de la gastronomía mexicana. Conocido por su sabor fresco, textura cremosa y versatilidad, ha trascendido fronteras y se ha convertido en un acompañamiento popular en muchas partes del mundo.
Su nombre proviene del náhuatl ahuacamolli, que se compone de ahuacatl (aguacate) y molli (salsa). Esto nos da una pista clara sobre sus raíces prehispánicas, ya que los pueblos originarios de Mesoamérica, como los aztecas, ya lo preparaban mucho antes de la llegada de los españoles.
El aguacate, fruto principal del guacamole, ha sido cultivado en México desde hace más de 9.000 años. Los aztecas lo consideraban un alimento con propiedades energéticas y afrodisíacas.
La receta tradicional del guacamole ha cambiado poco a lo largo del tiempo, lo cual habla de su perfección desde su origen. Aunque en la actualidad existen muchas variantes con ingredientes como mango, granada, tocino o ajo, la versión clásica se mantiene simple y deliciosa.
Guacamole tradicional
Ingredientes
3 aguacates maduros
1 tomate rojo, sin semillas y picado en cubos pequeños
¼ de cebolla blanca, finamente picada
1 chile serrano o jalapeño (opcional), picado finamente
Un puñado de hojas de cilantro fresco, picado
El jugo de 1 limón
Sal al gusto
Preparación
- Corta los aguacates por la mitad, retira el hueso y extrae la pulpa con una cuchara. Colócala en un tazón.
- Tritura el aguacate con un tenedor hasta obtener una consistencia cremosa, pero dejando algunos trozos para mantener textura.
- Agrega el tomate, la cebolla, el chile (si decides usarlo), el cilantro y el jugo de limón.
- Mezcla todo suavemente y añade sal al gusto.
- Sirve inmediatamente acompañado de tostones, tortillas o como guarnición para tacos, carnes y otros platillos.
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