2001.com.ve | EFE
A pesar de todo, la vida les ha sonreído, podrían haber muerto en el desierto, alguien les podría haber raptado y borrado para siempre la sonrisa o podrían ser otro de los incontables cadáveres que se ha tragado el Mediterráneo.
Es lo que les ha ocurrido a muchos de sus compañeros de viaje, pero afortunadamente estos trece jóvenes han superado inimaginables obstáculos y hoy viven en una gran capital europea como Barcelona.
El Arts Santa Mònica acoge a partir de este jueves y hasta el domingo 15 la exposición "Reconstrucción: 60.989 kilómetros", organizada junto al Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña con la colaboración del centro Kirikú, donde residen los jóvenes artistas.
Se trata del trabajo resultante de un taller efectuado por SPE Kirikú con 13 jóvenes migrantes que se han servido de diversas herramientas de Google (Street View, Maps e Imágenes) para reconstruir el peligroso viaje que les llevó desde sus países de origen hasta la capital catalana.
Dos de los jóvenes artistas han accedido a compartir con Efe su experiencia: el camerunés Ferdinand Ayolo, que ya ha alcanzado la mayoría de edad, y el guineano de 17 años Francisco -que prefiere no figurar con su nombre real-.
Ferdinand Ayolo abandonó Camerún con 16 años y pasó por Nigeria, Níger, Argelia y Marruecos, donde logró costearse un viaje en patera junto a otras doce personas que no acabó en tragedia gracias a la actuación de Salvamento Marítimo.
Dice que su objetivo era llegar a Europa en general, no específicamente a Barcelona, y que desearía que las cosas le fueran bien y acabar siendo electricista o fontanero.
Francisco, con menos timidez y un castellano un poco más fluido, relata que salió de Guinea-Bisáu con 14 años y llegó a Barcelona con 17. Pasó por Senegal, Costa de Marfil, Malí, Argelia y Marruecos antes de llegar a España en patera en el segundo intento, dado que el primer viaje lo frustraron las autoridades marroquíes.
El trayecto fallido en patera le costó 500 dirhams (unos 45 euros) y el segundo ascendió hasta los 600 (unos 55); para entrar ilegalmente en Marruecos tuvo que pagar unos 150 euros, todo ello después de ser atracado en el trayecto entre Malí y Argelia y quedarse sin dinero y haber trabajado anteriormente como albañil y vendiendo café, entre otras cosas.
Como a Ferdinand, a Francisco también le salvó la vida Salvamento Marítimo, en su caso iba con otras diez personas en una barca de remos a la deriva. Explica que abandonó su país porque en su pueblo no hay siquiera una escuela y dice que ahora la vida le va "de tranquis", por lo que se muestra confiado en que logrará trabajar de lo que le gustaría, mecánico, electricista o cocinero.
La exposición del Arts Santa Mònica, centro que se sitúa en el final de La Rambla barcelonesa, se puede visitar de martes a sábado de 12.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas y los domingos de 12.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas.
Durante la inauguración, los jóvenes han agradecido a los asistentes su presencia y algunos de ellos han aprovechado para explicar de manera rápida su viaje y su situación actual.
2019-09-05
Para mantenerte informado sigue nuestro canal en Telegram https://t.me/Diario2001Online