Erick González
Expuestos a la delincuencia día tras día, los buhoneros de la avenida San Martín y de Quinta Crespo tratan de sobrevivir con sus mercancías, mientras evitan los atropellos de funcionarios de la Alcaldía de Libertador y entes de seguridad.
María Rodríguez, quien se identificó con ese nombre por seguridad, mantiene un puesto de hortalizas y frutas en la San Martín, a unos metros del mercado municipal. Relató que los vendedores ambulantes no le pagan vacunas a ningún ente para estar en el lugar de trabajo, lo hacen es para que no quiten la mercancía.
“No pasa todos los días, pero es algo con lo que vivimos los vendedores”, señaló la dama limitadamente por las señas que le hacían sus colegas para no declarar.
La mayoría de los vendedores ambulantes no tiene permiso para expender sus productos en la calle, debido a la carencia de un documento oficial que suministra la Alcaldía de Caracas; razón por la cual están apegados a las “normas callejeras”.
Pedir permiso o perdón. “Para poder situarme en este lugar le tuve que pedir permiso a los demás vendedores”, enfatizó Alejandra Cedeño, quien, junto a su esposo, Carlos Pérez, llegaron desde el estado Portuguesa hace unas dos semanas para poder conseguir ingresos por medio de un trabajo digno frente al mercado de San Martín.
Aseguró que aún no ha sido extorsionada por algún colectivo o sufrido abusos por parte de efectivos policiales, pero señaló que de pagar algo “lo tendré que hacer, porque llegué a Caracas para poder trabajar”.
Al igual que Cedeño, muchos otros buhoneros están resignados a los atropellos y abusos, debido a la necesidad de tener un empleo.
En Quinta Crespo no se salvan. “Le pagamos a los policías de 2 mil a 10 mil bolívares para que nos dejen tranquilos en el día”, señaló un vendedor ambulante de cilantro en el mercado de Quinta Crespo, Av. Baralt, quien ha sufrido abusos por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
Fotos de Wladimir Campos