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Hasta 2015, aproximadamente, las causas por las cuales los niños y adolescentes, especialmente en las zonas populares, dejaban sus hogares para irse a vivir en las calles eran la explotación laboral y la violencia en sus hogares. Pero esas razones han sido desplazadas a partir de 2016 por otra que refleja la crítica situación que vive nuestro país: la búsqueda de alimento.
Así lo informó al equipo de Prensa Unidad Venezuela Leonardo Rodríguez, quien es el director de la Asociación Civil Red de Casas Don Bosco y lleva 20 años atendiendo y ayudando a niños y adolescentes en situación de calle.
La asociación que dirige atiende diariamente, a patio abierto, entre 15 y 18 muchachos cuyas edades van desde los 9 hasta los 16 años.
Como en tantos otros ámbitos del país, no hay cifras oficiales sobre cuántos niños y adolescentes se hallan actualmente en esa situación, pero de acuerdo a las proyecciones que maneja Rodríguez, entre los municipios Libertador y Chacao deben existir entre 60 y 90 menores de edad en esas condiciones. A partir de marzo tienen previsto realizar el conteo en el área metropolitana a fin de determinar cuántas personas (niños y adolescentes) viven en las calles.
Rodríguez destacó que la mayoría (90%) de quienes habitan en plazas y calles tienen a su familia en Caracas, en especial en barrios, pero se fueron de sus casas para buscar comida. Contó que desde el año 1997 comenzó a trabajar con los llamados huelepega, “quienes iban a la calle principalmente huyendo de la explotación laboral infantil y de la violencia intra familiar”.
“En 2004 volvió un repunte muy alto en chamos en situación de calle y las causas volvían a ser nuevamente la explotación laboral y la violencia en el hogar, pero en el año 2016 y principios de 2017 el repunte que se está dando en chamos en situación de calle obedece a la búsqueda de alimentos”, aseguró.
Narró que al patio abierto se han presentado madres para buscar a sus hijos, y cuando les preguntan el porqué se encuentran en la calle responden que en sus casas no tienen comida, por lo que les abren la puerta y les dicen que salgan a ver qué consiguen. “Cuentan que el chamo salía, daba una vuelta, conseguía algo para comer y regresaba a pasar la noche en su casa. Pero en la medida en que salía iba agarrando confianza hasta el punto de que se queda viviendo en la calle. Es un tema de comida lo que está generando que los chamos salgan a la calle”, ratificó.
Otro factor que ha llamado la atención de Rodríguez es que la gran mayoría de quienes hoy habitan en las calles tienen un año de haber salido del sistema de educación formal, hecho que lo llevó a indagar. El resultado de esa investigación fue que sus padres o representantes ya los habían retirado de las escuelas “para que se dedicaran a bachaquear, es decir, a hacer las colas para el bachaqueo”.
“Cansados de hacer el bachaqueo y sin escuela, comienzan a salir de sus casas y agarran la calle”, concluyó.
2017-02-22