Nayzai Saavedra
Atrás quedaron los regalos costosos o típicos, como las corbatas, camisas de vestir, zapatos o equipos eléctricos porque, en la mayoría de los casos, sus precios no están al alcance de todos.
Este domingo, en el marco de la celebración del Día del Padre, el equipo del Diario 2001 realizó un recorrido por varios puntos de la capital en donde se conoció que, si bien los regalos materiales no fueron abundantes, lo que sí so-bró fue el cariño y el tiempo para compartir en familia.
Lo que no faltó. Al igual que en el Día de las Madres, las familias optaron por pasar un día diferente, paseando al aire libre, caminando en plazas, parques y otros espacios.
Los homenajeados comentaron que lo que no faltó fue el desayuno en la cama, “co-mo Dios manda y como los que casi no se tienen ahora; hoy se me permitió algo de derroche”, comentó Carlos Jiménez.
Las invitaciones a almorzar también estuvieron en el menú de las opciones. Eso sí, una hamburguesa, comida rápida y hasta un pollito asado; pero no en restaurantes, porque sus precios están por los cielos.
Lo que cuenta. También hay quienes manifestaron estar más que contentos de poder contar con un día más de vida y tener salud para compartir con sus seres queridos, “sobre todo en este país que se ha vuelto tan hostil”.
“Yo no me puedo quejar, mis hijos tienen salud y, gracias a Dios, aunque la cosa está difícil uno sobrevive”, confesó Manuel González.
Con salsa. Pdvsa La Estancia ofreció una amplia programación cultural, como parte de las actividades para celebrar el Día del Padre pero, sin duda, la atracción principal fue el concierto de salsa ofrecido por la agrupación Federico y su Combo Latino -que celebraban su 50º aniversario- en conjunto con la Orquesta Magia Caribeña.
Allí, los padres aprovecharon para recordar años mozos y “echar y un pie”, bajo un ambiente festivo y contagioso. También, los padres más “light” pudieron participar en el Segundo Encuentro Internacional de Yoga, organizado por la Embajada de India y la Fundación La Augusta Asamblea; además, de una feria artesanal y otra de comida.
Para lo que alcanzó. Entre los regalos materiales que sí pudieron hacerse destacaron las gorras -no originales- tazas y camisas serigrafiadas, pulseritas y otros detallitos que en la actualidad tam- bién conllevan su esfuerzo económico.
En soledad. Además, están los padres cuyos hijos abandonaron el nido y, a falta de, se celebraron a sí mismos.
“Bueno, aquí estoy escuchando un poco de música, mis hijos están fuera del país; tanto la hembra como el va-rón, y mejor así porque si estuvieran aquí yo estaría en un manicomio por la preocupación de cómo ayudarlos a mantenerse o alimentarse cuando no se consigue na-da”, manifestó un padre de la tercera edad, que prefirió reservar su nombre.