AVN
El ingenio y la creatividad del pueblo, sumado a la voluntad de hacer algo provechoso por el lugar donde nacieron y habitan, se evidencian en el actual parador turístico y artesanal construido en la primera entrada hacia el pintoresco pueblo de Isnotú, tierra natal del Venerable José Gregorio Hernández, enclavado en el municipio Rafael Rangel, estado Trujillo, en la región andina venezolana.
Lo que antes era un terreno abandonado, arropado por la maleza que escasamente dejaba ver la estatua conocida como José Gregorio Hernández «El Negro», que le hace honor a este médico trujillano, ahora se ha convertido en un punto de referencia para el turista que visita esta localidad andina y quiere llevarse un recuerdo.
En octubre de 2014, luego de constituirse la Asociación Isnotú Posible, que congrega a más de 70 familias, 31 de ellas dedicadas a la artesanía, comenzó la recuperación de este espacio que para la temporada de Semana Santa de 2015 ya estaba listo y operativo, dándole la bienvenida a la gran cantidad de personas que escogen esta temporada del año para visitar esta tierra reconocida, a escala nacional, por el santuario que en honor a José Gregorio está ubicado en el corazón de este pueblo, situado a unos 611 kilómetros de distancia, aproximadamente, de Caracas.
Yamileth Jiménez es una de las 31 personas que participó en la recuperación del espacio, en el que actualmente funcionan los locales hechos con bambú y caña brava que le dan un aspecto acogedor a este parador turístico.
Esta mujer dedicada a la orfebrería artesanal (objetos que expone y vende en uno de estos locales), destacó que la idea de construir el parador surgió con el eslogan "Cambiando para crecer", porque "Isnotú tiene posibilidades y potencialidades para surgir y convertirse en una referencia turística mucho más fuerte de lo que es".
Añadió que comenzaron por recuperar este lugar por ser la principal entrada al pueblo y, por tanto, lo primero que observa el turista. Con ello, Isnotú cuenta con otro atractivo cuyo principal potencialidad es cada uno de los artesanos que allí hacen vida, quienes aportan toda su creatividad para ofrecer piezas en madera, tela, cerámica y bambú, entre otros materiales, realmente autóctonas y elaboradas manualmente.
"Estamos convencidos que con la organización comunitaria podemos seguir consolidando proyectos para un Isnotú mucho mejor. Ejemplo de ello es ese espacio que cambiamos para crecer como pueblo y de ser un terreno enmontado pasó a ser un punto turístico", expresó Jiménez.
Además de ser un lugar para desarrollar la actividad artesanal, el parador sirve para realzar las tradiciones locales, principalmente las religiosas. En el venidero asueto de Semana Santa, la Asociación Isnotú Posible tiene previsto preparar un espacio para escenificar el viacrucis vivientes y deleitar a propios y visitantes con varias presentaciones durante estos días.
Excelente iniciativa
Entretanto, quienes visitan a Isnotú con regularidad consideran que este parador ha sido una gran iniciativa que, de entrada, da una muy buena impresión.
María Luisa es habitante de Valera y uno de sus lugares preferidos es Isnotú, pues es devota de José Gregorio Hernández. "Siempre que tengo la posibilidad visito el santuario y de verdad me ha impresionado para bien este parador turístico. Ahora la entrada se ve más hermosa y le da una buena presentación al pueblo", manifestó.
Para esta valerana, este tipo de proyectos que parten desde la iniciativa de la comunidad organizada son necesarios para potenciar el turismo en los diferentes pueblos trujillanos, que cuentan con diversos atractivos.
Actualmente el parador, próximo a cumplir un año en abril, funciona los fines de semana y en temporadas vacacionales, y se tiene previsto que pueda estar abierto de manera permanente.
2016-03-08