El sexting es conocido como una activad erótica, en la que dos o más personas se comunican en redes sociales y plataformas de mensajería con fines sexuales.
Aunque este término se usa cuando todas las partes involucradas dan su consentimiento, en los últimos años se reportó un término similar el cual está relacionado al delito de acoso.
A este se le conoce como “sextorsión”, situaciones donde una persona acosa, extorsiona y amenaza a otra o varias personas, con el fin de recibir fotos eróticas de tales individuos.
Tomas Rivero, sexólogo, explicó que el sexting (sexo y textear en inglés) es una práctica entre parejas, que siempre es consensuado, puesto que la segunda persona solo responde a los mensajes sí así lo quiere.
Se le puede denominar sexting si ambas personas (o todas las partes involucradas) continúan con la conversación.
“Esto pasa en parejas y personas que se sienten atraídas sexualmente. Uno comienza la conversación, la otra persona la sigue”, recalcó.
Acentuó que si no hay consentimiento pasa a los limites del acoso sexual en redes, es decir, sextorsión, el que también se encuentra cuando un persona amenaza con divulgar fotos privada e intimas de su expareja a cambio de dinero, u otros factores.
“Cuando hay insistencia en este tipo de mensajes y la víctima recalca que no se siente a gusto con la conversación o simplemente no responde, pero los mensajes siguen llegando, ya es acoso”, acotó.
Este tipo de acoso o extorsión puede presentarse en cualquier plataforma y no hay un perfil fijo de quienes acosan.
De tal manera, explica que la extorsión se hace presente cuando el acosador lanza amenazas hacia la víctima. “La persona puede seguir sin responder los mensajes y aunque bloquee al usuario puede seguir contactándose con ella o el, afectando su salud mental”, comentó.
Riesgos
Los riegos de esta practica del sexting se ven anudados ya sea a la extorsión o a los riesgos de filtración de material audiovisual.
Alberto Contreras, criminólogo, explicó que existe la posibilidad muy alta de que la cuenta de una persona sea hackeada en cualquier red social en la que mantiene este tipo de mensajes. “Ahí la extorsión ya es por un desconocido y no una expareja”, agregó.
En modo de prevención, el consultado puntualizó el “saber con quien se habla” debido a que esa foto o video puede ser compartida por el propio receptor entre sus conocidos.
Este contenido puede ser incluso vendido sin la autorización de la persona que se ve en el material audiovisual. Lo que también cuenta como explotación sexual.
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