Redacción Diario 2001
Centenares de tripulaciones se aventuran a navegar, a riesgo de muerte, los 13 mil kilómetros cuadrados del Lago de Maracaibo en peñeros en busca de especies varias para venderlas.
Estas personas se han convertido en cardumen para la delincuencia en las provincias pesqueras del occidente venezolano, como Santa Rita, La Cañada, San Francisco y Miranda.
Al menos 11 de ellos han sido asesinados desde inicios de año y desde noviembre se han reportado hasta 30 robos de motores en altamar, solo en las playas de Punta de Palmas y Sabaneta de Palmas.
En estas aguas, los criminales acechan hasta hallar el momento y el botín indicados; se trasladan en lanchas que tienen motores de 70 caballos de fuerza (HP) o más cuando las chalanas de pescadores no superan los 40; y portan revólveres, pistolas 9 milímetros, escopetas y armas largas, como fusiles R15.
"Ellos (los delincuentes) te pueden arruinar en un día. Si no hacéis eso, ¿cómo hacéis para comer?", apunta Rafael, recogiendo una red de 4 pulgadas.
Ángelo Pirela, padre de tres hijos, le secunda mientras recorre la playa, mendigando entre sus colegas algún que otro pescado para revenderlo.
"Me cortaron las piernas por el tronco hace dos semanas", lamenta, exagerando para ilustrar cómo el robo de los dos motores de su lancha le ha dejado en la quiebra.
El pez