Nayzai Saavedra | [email protected]
El Hospital Periférico de Catia, Dr. Ricardo Baquero González, está en malas condiciones. El estatus del centro permanece -si no en todos sus servicios, en la mayoría- en cierre técnico debido a la irregularidad en la que llegan los insumos médico-quirúrgicos, el mantenimiento de equipos, la limpieza en general y la infraestructura.
A pesar de que desde hace menos de un mes se han realizado varias protestas por parte del personal médico y de los pacientes, aún no han logrado ser visitado por las autoridades de la salud del país.
En un recorrido realizado por el equipo del Diario 2001 por el centro -que también se conoce como “El Pepo”- los especialistas hablaron de sus realidades.
Royman Blanco, médico residente del servicio de Terapia Intensiva, indicó que el cupo original del área debería ser de 15 personas, actualmente hay seis habilitados y sólo dos operativas porque hay ventiladores, monitores -entre otros equipos- que están dañados.
Tampoco cuentan con la vestimenta adecuada para entrar a terapia (gorros y tapabocas). El centro de salud está trabajando al 50% de su capacidad. Blanco relató que recientemente falleció una paciente porque no contaban con el anticoagulante necesario.
En el hospital no hay para realizar exámenes de gasometría arterial, electrolitos, orina, heces y tiempos de coagulación y no cuentan con servicio de ambulancia.
Por su parte, Martín Rivas, residente del departamento de Cirugía, acotó que no les están surtiendo ni con los requerimientos mínimos.
Las operaciones electivas están paralizadas, no tienen suturas adecuadas, a veces no tienen los kits de laparotomía. Rivas también denunció que han tenido problemas de contaminación porque carecen de productos de limpieza. Reiteró la deficiencia de los antibióticos que no suelen ser los adecuados para las patologías.
Licni Figuera, doctora del departamento de Medicina Interna, agregó que no cuentan con los tratamientos para el manejo para pacientes hipertensos y diabéticos, por lo que tratan de resolver como puedan, lo que a la larga genera que los pacientes recaigan o desarrollen patologías más graves.
“Antes veíamos uno o dos pacientes afectados por estas enfermedades crónicas, ahora tenemos entre 10 y 20 por semana”, dijo.
La paciente Eudigia Velázquez contó que fue ingresada durante 37 días antes de que se pudiera proceder con su operación. Los familiares explicaron que tuvieron que comprar todo lo necesario para la intervención, calculan que los gastos sobrepasaron los Bs 150 millones.
2016-09-09