2001.com.ve| EFE
Los comisarios británicos ya se preparan para el día en que la historia del coronavirus se exponga en los museos. Entre las futuras reliquias hay levadura para hornear, gel higienizante y mascarillas, objetos que empiezan a engrosar unas colecciones construidas en condiciones inéditas.
El Victoria & Albert Museum, centro de la vanguardia artística mundial, ha sido uno de los primeros en ponerse en marcha.
“Esta noción de coleccionar según está pasando es muy nueva, de los últimos diez años. Y ahora está saliendo a la luz, los museos lo están marcando como prioritario. Creo que es una responsabilidad”, señala a EFE el comisario Brendam Cormier, encargado de coordinar el proyecto.
A principios de marzo, Cormier inauguró el blog Pandemic Objects (“Objetos de la Pandemia”), donde artistas y trabajadores del museo analizan el porqué de los nuevos significados que cobran cajas de cartón o levadura estos días o cómo los satélites de Google se han convertido en la única vía de escapismo.
“Se concibió como un tipo de investigación sobre el proyecto, para entender lo que está pasando. Lo publicamos para que la gente lo pueda leer, pero también para que nos ayude a entender qué podemos coleccionar físicamente”, explica el diseñador.
El museo lanzó el primer llamamiento abierto la semana pasada, cuando pidió “carteles hechos a mano”.
En apenas cinco días, el correo electrónico recibió cientos de ejemplos, desde dibujos infatiles para animar a los sanitarios a los avisos de cierre y traspaso que cuelgan en los escaparates.
"NO TIRAR NADA A LA BASURA"
En el Museo Nacional de la Ciencia, también en Londres, han comenzado una colección para conservar la respuesta médica y científica a la pandemia.
Entre las cosas que ya han llegado hasta su archivo se encuentran los imanes que acabaron atascados en la nariz de un científico australiano mientras intentaba diseñar un artilugio para prevenir el coronavirus y la carta donde el primer ministro, Boris Johnson, explicaba a los británicos las restricciones por el confinamiento.
“Contar la historia de la ciencia nunca es como un viaje directo. Siempre hay cosas que no funcionan. Hay accidentes felices. Entonces, cualquier cosa que podamos recolectar para contar esa historia es realmente importante”, apunta la comisaria Natasha McEnroe.
La idea de la recolecta empezó en marzo, bajo unas estrictas guías éticas y evitando el contacto físico prescindible, explica la comisaria, quien insiste en que lo más importante ahora es que investigadores, médicos y público se percaten del “potencial histórico” de su material antes de tirarlo a la basura.
Entre los objetos que esperan incorporar a sus vitrinas está “la vacuna”.
“No estamos interrumpiendo a la gente para que pare. Pero si de vez en cuando alguno de los administradores o uno de mis colegas superiores puede decir en la intimidad a alguien en laboratorio de Oxford o en otro, ‘por favor, acuérdate de no tirar nada’, ese es el método”, cuenta McEnroe.
2020-05-20
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