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El uso de vitaminas para tratar enfermedades respiratorias como la gripe común es un tema polémico. Generalmente la versión científica sostiene que no existe evidencia de que la vitamina C y la vitamina D sirvan para combatir estas enfermedades. Paralelamente hay una enorme industria de vitaminas que son comercializadas justamente para esto, así como la experiencia de millones de consumidores que creen -sea a causa del efecto placebo o porque en realidad funcionan- que tomar dosis de vitamina C y vitamina D tienen efectos positivos para el tratamiento (o la prevención en algunos casos) de enfermedades respiratorias, justamente ayudando a tener una mejor respuesta inmune.
Lo cierto es que existen estudios en ambas direcciones, lo cual claramente complica la situación. Sin embargo, hemos visto que durante esta pandemia diversos países han utilizado altas dosis de vitamina C y vitamina D para tratar el COVID-19 y, al parecer, al menos en el caso de la vitamina D (el de la vitamina C debe confirmarse todavía), existe buenas razones para hacerlo.
El 7 de mayo pasado, investigadores de la Universidad de Northwestern en Estados Unidos publicaron una investigación que analizó reportes médicos en más de 10 países, encontrando una correlación entre bajos niveles de vitamina D y sistemas inmunes hiperactivos (una de las principales causas de muerte en personas infectadas). La vitamina D previene reacciones excesivas del sistema inmune.
Los investigadores notaron que en países como China, Alemania, España, Suiza, Estados Unidos, Reino Unido y otros las personas con niveles bajos de vitamina D exhibieron más altos índices de mortalidad. Las cifras que encontraron son suficientemente significativas para establecer que la deficiencia de vitamina D juega un papel en la muerte por COVID-19.
Con información de Pijama Surf y La Patilla.com
2020-05-14
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