2001Online.com | EFE
Túnez vuelve a imponer el uso obligatorio de la mascarilla en todos los espacios públicos- cerrados o al aire libre- después de que se registrasen un total de 412 nuevos casos positivos de coronavirus durante el primer mes de apertura de las fronteras.
"Túnez no podrá cerrar sus fronteras porque la situación económica no lo permitirá. Tenemos que convivir con el virus", declaró el ministro de Sanidad en funciones, Habib Kchaoui, en una conferencia de prensa celebrada en la capital.
El responsable mostró su preocupación por el aumento de los casos locales, que ascienden a 66, y advirtió que la situación será "incontrolable" si la ciudadanía continúa ignorando las medidas preventivas por lo que el gobierno anunciará en las próximas horas nuevas sanciones contra los infractores.
El pasado 1 de agosto el Departamento de Sanidad hizo público el primer deceso por COVID-19 tras seis semanas sin documentar ninguna víctima mortal y que ha alcanzado las 51 personas.
En los últimos días el aeropuerto de la capital registró un brote que ha contagiado a 26 trabajadores y que llevó al ministro de Turismo a evocar su posible cierre pese "al daño que puede provocar a la imagen del país en el extranjero".
Tras el cierre de fronteras durante más de tres meses, el país magrebí trata de recuperar la temporada turística, cuyo sector representa al menos el 14% del PIB de su economía y del que dependen 400.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Sin embargo, los ingresos por turismo cayeron un 47% durante los siete primeros meses del año con respecto al mismo periodo de 2019.
Túnez es uno de los países de África con menos contagios -oficialmente 1.584 infectados por una población de 11,5 millones de habitantes- pese a que las medidas de distancia social y mascarilla apenas se respetan.
Las autoridades achacan su baja tasa, en comparación con sus vecinos Argelia y Libia que superan los 33.000 y 4.000 casos respectivamente, a la rápida reacción del Gobierno que impuso el confinamiento y la prohibición de desplazamientos internos.
La pasada semana la agencia de control de enfermedades contagiosas degradó la categoría de España y la colocó en el color naranja de riesgo de contagio por coronavirus, lo que obliga a todos los viajeros a respetar una cuarentena obligatoria de quince días y realizar exámenes PCR con un máximo de 120 horas de antelación.
En su propio domicilio, en el caso de los tunecinos o los residentes extranjeros en el país, o en un hotel o centro de internamiento designado por las autoridades sanitarias en caso de los turistas o viajes de trabajo. Los viajeros tendrán la opción de reducir la cuarentena a una sola semana si aceptan realizar un test PCR en el país, donde su precio es un tercio al que se exige en España.
2020-08-05
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