El eclipse de luna del 7 de septiembre se convirtió en uno de los eventos astronómicos más comentados del año, posicionándose en las principales tendencias globales.
Durante 1 hora y 22 minutos, millones de personas observaron cómo la Luna se teñía de rojo intenso, generando una ola de fotografías, transmisiones y reacciones en redes.
Eclipse de luna: dónde fue visible y cómo se capturó
El fenómeno fue visible en gran parte de Asia, Europa y África. España, Francia, Alemania y Suiza registraron imágenes impactantes al anochecer.
La Luna atravesó la umbra terrestre, generando el característico tono rojizo conocido como “Luna de Sangre”. Este efecto se debe a la refracción de la luz solar.
En ciudades como Roma, Praga y San Petersburgo, fotógrafos captaron la Luna detrás de monumentos históricos, creando composiciones visuales de alto valor simbólico.
Los apasionados de la astronomía pudieron observar la noche del domingo una "luna de sangre" durante un eclipse lunar total visible sobre todo en Asia y Oceanía, pero también parcialmente en Europa y África.
Este fenómeno, que tiñe de rojo el satélite natural, se produce cuando el Sol, la Tierra y la Luna están perfectamente alineados en ese orden y este último cuerpo celeste se encuentra en su fase llena.
¿Por qué la Luna se vuelve roja?
El tono rojizo se debe a la Dispersión de Rayleigh, el mismo fenómeno que colorea los atardeceres. La atmósfera terrestre filtra la luz azul y deja pasar la roja.
Durante el eclipse, esa luz roja atraviesa la atmósfera y se refleja sobre la superficie lunar, generando el efecto visual conocido como Luna de Sangre.
La intensidad del color puede variar según la cantidad de polvo, humedad y nubes presentes en la atmósfera durante el evento.
Mitos populares y verdades científicas
Diversas culturas han asociado los eclipses con presagios, malformaciones o cambios emocionales. Sin embargo, la ciencia desmonta estas creencias.
No existe evidencia de que mirar un eclipse afecte el embarazo. Las malformaciones congénitas tienen causas médicas, no astronómicas.
Tampoco hay riesgo en consumir alimentos durante el fenómeno. El eclipse no emite radiación peligrosa ni altera la composición de los alimentos.
Aunque se habla de influencia gravitacional, el efecto sobre el cuerpo humano es insignificante. No hay pérdida de peso ni alteraciones físicas comprobables.
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