2001.com.ve
Una señora de la tercera edad llamada Sadie Sallers, fue buscada varias horas por sus familiares y empleados del geriátrico en el cual vive, hasta que su hijo la encontró.
La dulce abuela, había abandonado por un rato el centro de gerontología, para dirigirse a un local de tatuajes, en compañía de su nieta (quien era cómplice y cumplió con los pedidos de su abuela) para dejar impreso en su arrugada piel un corazón en su hombro izquierdo.
Cuando su hijo Tony, entró al estudio de tattoo Seventy-Six, (de muy mal humor) se encontró con especialistas de las agujas y la tinta trabajando en el brazo de su madre y con su hija de 22 años sonriendo de felicidad. ¡Papá, papá mira lo que se hizo la abuela!, gritó la nieta de Sallers.
Tras dar a conocerse este simpático episodio, el hijo de Sadie recordó que ella tiene “huesos delicados” que la obligan a estar casi todo el tiempo en una silla de ruedas, aunque esta vez “pero parece que eso no la detuvo”, manifestó ya más tranquilo, y al lado de su progenitora.
Al parecer y por lo que comentó el propio Tony, su madre ahora planea continuar dibujándose la piel. Por su parte, Sadie dijo estar muy feliz con su nuevo (y primer) tatuaje y que “le importa un corno” lo que piense el resto de su familia al respecto. El próximo tatuaje, promete ser más transgresor.
2017-03-23