La deportación la semana pasada de una niña kosovar de etnia gitana hizo salir a las calles a miles de estudiantes en la capital gala, en una protesta que se prevé repetir mañana con la participación también de profesores.
La niña expulsada, Leonarda Dibrani, cursaba tercero en el colegio André Malraux de Pontarlier y se dirigía con sus compañeros de clase y sus profesores el pasado 9 de octubre a visitar la ciudad de Sochaux, cerca de la frontera suiza, cuando fue detenida para, posteriormente, ser deportada.
A raíz de este caso, muy mediatizado, se ha conocido la expulsión, esta vez el fin de semana pasado, de un armenio de 19 años, Khatchik Khachatryan, y la defensa de ambos jóvenes reunió hoy en una manifestación a 2.500 alumnos, según la policía, y a unos 7.000, según representantes estudiantiles.
Los estudiantes bloquearon por la mañana en París y los alrededores el acceso a una veintena de institutos, sobre un total cercano al centenar, y posteriormente desfilaron por la capital con carteles como "Fuera Valls", en referencia al ministro francés del Interior.
La afirmación de Manuel Valls este miércoles de que esa "reconducción a la frontera tuvo lugar dentro del respeto del derecho y de las personas" no ha servido para acallar las críticas a su política de inmigración.
"Es inadmisible que en un Gobierno de izquierdas tengamos que enseñar los papeles para entrar en el instituto. Todo el mundo tiene derecho a la educación", afirmó hoy el portavoz del sindicato estudiantil FIDL, Steven Nassiri, en declaraciones recogidas por los medios locales.
La legislación francesa, según se recordó en la amplia cobertura dada a este escándalo, solo permite la expulsión de un alumno en situación irregular en el país cuando este alcanza la mayoría de edad, como en el caso de Khachatryan, o cuando sus padres son expulsados, como en el de Dibrani.
El padre de la niña, de 43 años, ha contribuido a la polémica al revelar desde Kosovo que su certificado de matrimonio es falso y que su familia en realidad nació en Italia, pero que mintieron sobre su procedencia para poder solicitar asilo en Francia.
Las críticas a su expulsión, más allá de estos detalles, no han cesado desde la semana pasada, procedentes en gran parte desde la mayoría gubernamental.
"Ni siquiera la derecha (…) se atrevió jamás a atacar a los niños durante una actividad escolar", apunta por ejemplo el Partido Comunista en un comunicado.
En medio de esta polémica, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Francia por el proyecto de desmantelamiento en 2004 de un campamento de gitanos en Herblay, al noroeste de París, que aunque no se llegó a ejecutar hizo que muchas de las familias que lo habitaban abandonaran el lugar./EFE