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Es sabido que la necesidad potencia el ingenio, y en pocas situaciones es tan patente la necesidad como ante la inminencia de una guerra. Es por esto que a lo largo de las épocas los humanos han desarrollado tecnología armamentística que, pasado su tiempo, se revela de un exotismo que no puede sino mover a curiosidad, e incluso a veces, a pesar de todo, a risa. Esta es una lista de algunas de las armas más insólitas de la Historia.
Bomba de murciélagos
Fue preparada por EE.UU. para ser usada contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Es una pequeña bomba de 17 gramos la cual era portada por murciélagos. Los animales se lanzaban desde bombarderos dentro de recipientes que se abrían en pleno vuelo.
Perro antitanque
El ejército de la URSS utilizó durante la Segunda Guerra Mundial perros-kamikaze contra los tanques de la Wehrmacht, los cuales llevaban una carga explosiva de 12 kilogramos de TNT fijada a la espalda. Cuando el perro se lanzaba bajo un tanque, se activaba el sensor y la mina explotaba, destruyendo la parte inferior de los carros de combate. Unos 300 vehículos blindados y tanques habrían sido destruidos por perros-kamikaze.
El monstruo del Mar Caspio
El llamado ekranoplano, creado por el ejército soviético, era un vehículo híbrido de barco y avión, capaz de desplazarse a pocos metros de altitud, tal como lo haría un aerodeslizador. El primer ekranoplano militar se fabricó en 1966, y fue bautizado en Occidente como ‘”el monstruo de mar Caspio” por los servicios de inteligencia occidentales, dado que pesaba 544 toneladas y su andar superaba los 400 kilómetros por hora.
Torpedo ‘Kaiten’
Los torpedos japoneses manejados por pilotos kamikaze se lanzaban desde submarinos y el piloto pasaba al ataque dirigiendo su trayectoria desde el interior. Cuando el torpedo no impactaba contra su objetivo, el kamikaze no podía abandonar el torpedo (completamente cerrado) y moría por falta de oxígeno. Solo después se añadió un mecanismo de autodestrucción.
Misiles guiados por palomas
El Proyecto Paloma consistía en desarrollar misiles equipados con un compartimiento ocupado por dichas aves. La información del exterior llegaba a los ojos de la paloma a través de una serie de lentes, y los movimientos del animal servían para dirigir el misil. Al notar el objeto en el mapa, la paloma (previamente entrenada para reconocerlo) lo marcaba con el pico, conduciendo al misil hasta el blanco.