AFP
Con 87 años continúa yendo de mesa en mesa y tiene al alcance de la mano su sueño de convertirse en la reina de las simultáneas de ajedrez, batiendo el récord de las 13.545 partidas del gran maestro cubano José Capablanca.
Con casi 13.000 encuentros en su haber, Brigitta Sinka, una ágil jubilada húngara, espera lograr este hito el domingo durante una exhibición en Budapest, donde se enfrentará a más de un centenar de adversarios a la vez y por varias partidas seguidas.
"El ajedrez es mi vida y el juego simultáneo es mi pasión", resumió la jugadora, que se dedica a esta especialidad desde 1957 apuntando en pequeñas libretas todos sus encuentros.
Al contrario que Capablanca (1888-1942), que dominó el ajedrez mundial en los años 1920 y cuyas últimas simultáneas se remontan a 1940, Brigitta Sinka no es una jugadora profesional. Los avatares de la era comunista le impidieron competir con los más grandes.
Sus adversarios son a menudo alumnos de colegios e institutos, y el ratio de victorias (86% de media) no le importa tanto como el placer de hacer malabarismos con los tableros, casi siempre varias decenas a la vez.
Nacida en 1928 y educada en una granja aislada de la gran llanura húngara, Sinka comenzó a jugar al ajedrez con tan solo 4 años gracias a su padre.
En 1957 fue seleccionada para competir en las primeras Olimpiadas femeninas de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en Holanda, pero no pudo hacerlo porque recibió su pasaporte demasiado tarde.
Pero como no hay mal que por bien no venga, pudo asistir a los últimos días de la competición, donde descubrió su verdadera vocación disputando sus primeras simultáneas, al tener que contentarse con participar solo en las exhibiciones anexas al torneo oficial.
"Desde entonces no se la ha podido parar", sonríe su amiga de infancia Eszter Erdei, que la ha seguido durante toda su trayectoria.
La siguiente edición, en 1960, fue anulada debido a un boicot del bloque soviético.
Brigitta, empleada de una fábrica comunista de reciclaje de metales, se enfrentó a lo largo de los años a cientos de niños durante las colonias de vacaciones de la empresa, anotando cuidadosamente y haciendo refrendar cada partida.
Hospitalizada hace algunos años después de sufrir un ataque cardíaco, disputó 14 partidas simultáneas con sus enfermeras, desobedeciendo a su médico que le ordenó que abandonara el ajedrez. En vano, por supuesto.
"Me dieron un bastón, pero éste no paraba de caerse cada vez que cambiaba de mesa. Finalmente, admitieron que el ajedrez me mantiene en forma física e intelectualmente", confesó la jubilada durante un torneo en Budapest.
2015-06-22